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26 agosto 2026

MODO DE VIVIR: Comprensión ante las flaquezas ajenas

Comprensión ante las flaquezas ajenas

¿Que vas a imponerte voluntariamente un castigo por tu flaqueza y falta de generosidad? -Bueno: pero que sea una penitencia discreta, como impuesta a un enemigo que a la vez fuera nuestro hermano. (Camino 202).

«Felix culpa!», canta la Iglesia... Bendito error el tuyo -te repito al oído-, si te ha servido para no recaer; y también para mejor comprender y ayudar al prójimo, que no es de más baja calidad que tú. (Surco 171).

Repite en tu oración personal, cuando sientas la flaqueza de la carne: ¡Señor, Cruz para este pobre cuerpo mío, que se cansa y que se subleva! (Forja 209).

Quasi modo geniti infantes... Me ha dado alegría difundir por todas partes esta mentalidad de hijos pequeños de Dios, que nos hará paladear las palabras que también se recogen en la liturgia de la Misa: todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo (1 Ioh V, 4), supera las dificultades, logra la victoria, en esta gran batalla por la paz de las almas y de la sociedad.
Nuestra sabiduría y nuestra fuerza están precisamente en tener la convicción de nuestra pequeñez, de nuestra nada delante de los ojos de Dios; pero es El quien nos estimula para que nos movamos, al mismo tiempo, con una segura confianza y prediquemos a Jesucristo, su Hijo Unigénito, a pesar de nuestros errores y de nuestras miserias personales, siempre y cuando, junto a la flaqueza, no falte la lucha con el fin de superarla.
Me habréis oído repetir con frecuencia aquel consejo de la Escritura Santa: discite benefacere (Is 1, 17), porque es cierto que debemos aprender y enseñar a hacer el bien. Hemos de comenzar por nosotros mismos, empeñándonos en descubrir cuál es el bien que hay que ambicionar para cada uno de nosotros, para cada uno de nuestros amigos, para cada uno de los hombres. No conozco camino mejor para considerar la grandeza de Dios: aprender a servir, con el punto de mira inefable y sencillo de que El es nuestro Padre y nosotros somos hijos suyos. (Amigos de Dios 144).