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24 julio 2026

MODO DE VIVIR: Juicios temerarios

Juicios temerarios

No queramos juzgar. -Cada uno ve las cosas desde su punto de vista... y con su entendimiento, bien limitado casi siempre, y oscuros o nebulosos, con tinieblas de apasionamiento sus ojos, muchas veces.
Además, lo mismo que la de esos pintores modernistas, es la visión de ciertas personas tan subjetiva y tan enfermiza, que trazan unos rasgos arbitrarios asegurándonos que son nuestro retrato, nuestra conducta...
¡Qué poco valen los juicios de los hombres!
-No juzguéis sin tamizar vuestro juicio en la oración. (Camino 451)

Suponen los tontos, los desaprensivos, los hipócritas, que los demás son también de su condición... Y -esto es lo penoso', como si lo fueran, los tratan. (Surco 551).

Se requiere un corazón limpio, celo por las cosas de Dios y amor a las almas, sin perjuicios, para poder juzgar con rectitud de intención.
-¡Piénsalo! (Forja 509).

Pero volvamos a nuestro tema. Os decía antes que ya podéis lograr los éxitos más espectaculares en el terreno social, en la actuación pública, en el quehacer profesional, pero si os descuidáis interiormente y os apartáis del Señor, al final habréis fracasado rotundamente. Ante Dios, y es lo que en definitiva cuenta, consigue la victoria el que lucha por portarse como cristiano auténtico: no cabe una solución intermedia. Por eso conocéis a tantos que, juzgando a lo humano su situación, deberían sentirse muy felices y, sin embargo, arrastran una existencia inquieta, agria; parece que venden alegría a granel, pero arañas un poco en sus almas y queda al descubierto un sabor acerbo, más amargo que la hiel. No nos sucederá a ninguno de nosotros, si de veras tratamos de cumplir constantemente la Voluntad de Dios, darle gloria, alabarle y extender su reinado a todas las criaturas. (Amigos de Dios 12).