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8 junio 2026

MODO DE VIVIR: Madurez

Madurez

No caigas en esa enfermedad del carácter que tiene por síntomas la falta de fijeza para todo, la ligereza en el obrar y en el decir, el atolondramiento...: la frivolidad, en una palabra.
Y la frivolidad -no lo olvides- que te hace tener esos planes de cada día tan vacíos ("tan llenos de vacío"), si no reaccionas a tiempo - no mañana: ¡ahora! -, hará de tu vida un pelele muerto e inútil. (Camino 17).

Te falta la madurez y el recogimiento propios de quien camina por la vida con la certeza de un ideal, de una meta. -Reza a la Virgen Santa, para que aprendas a ensalzar a Dios con toda tu alma, sin dispersiones de ningún género. (Surco 553).

Has de tener la mesura, la fortaleza, el sentido de responsabilidad que adquieren muchos a la vuelta de los años, con la vejez. Alcanzarás todo esto, siendo joven, si no me pierdes el sentido sobrenatural de hijo de Dios, porque Él te dará, más que a los ancianos, esas condiciones convenientes para hacer tu labor de apóstol. (Forja 53).

Cierta mentalidad laicista y otras maneras de pensar que podríamos llamar pietistas, coinciden en no considerar al cristiano como hombre entero y pleno. Para los primeros, las exigencias del Evangelio sofocarían las cualidades humanas; para los otros, la naturaleza caída pondría en peligro la pureza de la fe. El resultado es el mismo: desconocer la hondura de la Encarnación de Cristo, ignorar que el Verbo se hizo carne, hombre, y habitó en medio de nosotros (Ioh I,14).
Mi experiencia de hombre, de cristiano y de sacerdote me enseña todo lo contrario: no existe corazón, por metido que esté en el pecado, que no esconda, como el rescoldo entre las cenizas, una lumbre de nobleza. Y cuando he golpeado en esos corazones, a solas y con la palabra de Cristo, han respondido siempre.
En este mundo, muchos no tratan a Dios; son criaturas que quizá no han tenido ocasión de escuchar la palabra divina o que la han olvidado. Pero sus disposiciones son humanamente sinceras, leales, compasivas, honradas. Y yo me atrevo a afirmar que quien reúne esas condiciones está a punto de ser generoso con Dios, porque las virtudes humanas componen el fundamento de las sobrenaturales. (Amigos de Dios 74).