Página inicio

-

Agenda

18 junio 2026

MODO DE VIVIR: Agradar a Dios

Agradar a Dios

El Amor... ¡bien vale un amor! (Camino 171).

Mira: tenemos que amar a Dios no sólo con nuestro corazón, sino con el "Suyo", y con el de toda la humanidad de todos los tiempos...: si no, nos quedaremos cortos para corresponder a su Amor. (Surco 809).

Aspiración: ¡ojalá queramos usar los días, que el Señor nos da, sólo para agradarle! (Forja 35).

Abramos el Evangelio de San Mateo, en el capítulo veinticinco: el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo y a la esposa. De estas vírgenes, cinco eran necias y cinco prudentes (Mt XXV, 1-2). El evangelista cuenta que las prudentes han aprovechado el tiempo. Discretamente se aprovisionan del aceite necesario, y están listas, cuando les avisan: ¡ eh, que es la hora!, mirad que viene el esposo, salidle al encuentro (Mt XXV, 6): avivan sus lámparas y acuden con gozo a recibirlo.
Llegará aquel día, que será el último y que no nos causa miedo: confiando firmemente en la gracia de Dios, estamos dispuestos desde este momento, con generosidad, con reciedumbre, con amor en los detalles, a acudir a esa cita con el Señor llevando las lámparas encendidas. Porque nos espera la gran fiesta del Cielo. Somos nosotros, hermanos queridísimos, los que intervenimos en las bodas del Verbo. Nosotros, que tenemos ya fe en la Iglesia, que nos alimentamos con la Sagrada Escritura, que gozamos porque la Iglesia está unida a Dios. Pensad ahora, os ruego, si habéis venido a estas bodas con el traje nupcial: examinad atentamente vuestros pensamientos (S. Gregorio Magno. Homiliae in Evangelia, 38, 11 (PI.. 76, 1289). Yo os aseguro a vosotros -y me aseguro a mí mismo- que ese traje de bodas estará tejido con el amor de Dios, que habremos sabido recoger hasta en las más pequeñas tareas. Porque es de enamorados cuidar los detalles, incluso en las acciones aparentemente sin importancia. (Amigos de Dios 40).

Jesús, Tú eres mi Dios, mi Hermano, mi Amor y mi Todo. ¿Cómo no voy a sentir plena confianza en Ti? ¿Por qué no dar vuelos a la esperanza? Sí, hijos: contamos con razones fundadas, razones hasta materiales que nos permiten confiar plenamente en la Providencia de nuestro Padre-Dios. La seguridad de que es así nos lleva, otra vez, a humillamos profundamente; pero esta humillación ha de ser confiada y llena de agradecimiento. (Crecer para adentro. Confianza en Dios).