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15 junio 2026

MODO DE VIVIR: Veracidad

Veracidad

Nunca quieres "agotar la verdad". -Unas veces, por corrección. Otras-las más-, por no darte un mal rato. Algunas, por no darlo. Y, siempre, por cobardía.
Así, con ese miedo a ahondar, jamás serás hombre de criterio. (Camino 33).

No podemos ser sectarios, me decían con aire de ecuanimidad, ante la firmeza de la doctrina de la Iglesia.
Después, cuando les hice ver que quien tiene la Verdad no es sectario, comprendieron su equivocación. (Surco 47).

El amor a las almas, por Dios, nos hace querer a todos, comprender, disculpar, perdonar...
Debemos tener un amor que cubra la multitud de las deficiencias de las miserias humanas.
Debemos tener una caridad maravillosa, «veritatem facientes in caritate», defendiendo la verdad, sin herir. (Forja 559).

Las virtudes humanas exigen de nosotros un esfuerzo continuado, porque no es fácil mantener durante largo tiempo un temple de honradez ante las situaciones que parecen comprometer la propia seguridad. Fijaos en la limpia faceta de la veracidad: ¿será cierto que ha caído en desuso? ¿Ha triunfado definitivamente la conducta de compromiso, el dorar la píldora y montar la piedra? Se teme a la verdad. Por eso se acude a un expediente mezquino: afirmar que nadie vive y dice la verdad, que todos recurren a la simulación y a la mentira.
Por fortuna no es así. Existen muchas personas -cristianos y no cristianos- decididas a sacrificar su honra y su fama por la verdad, que no se agitan en un salto continuo para buscar el sol que más calienta. Son los mismos que, porque aman la sinceridad, saben rectificar cuando descubren que se han equivocado. No rectifica el que empieza mintiendo, el que ha convertido la verdad sólo en una palabra sonora para encubrir sus claudicaciones. (Amigos de Dios 82).