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28 julio 2026

MODO DE VIVIR: Manifestaciones de la caridad

Manifestaciones de la caridad

Egoísta. -Tú, siempre a "lo tuyo". -Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños. (Camino 31).

Óyeme bien y hazme eco: el cristianismo es Amor; el trato con Dios es diálogo eminentemente afirmativo; la preocupación por los demás -el apostolado- no es un artículo de lujo, ocupación de unos pocos.
-Ahora que lo sabes, llénate de gozo, porque tu vida ha adquirido un sentido completamente distinto, y sé consecuente. (Surco 187).

Has de procurar que, donde estés, haya ese «buen humor» -esa alegría-, que es fruto de la vida interior. (Forja 151).

Las obras del Amor son siempre grandes, aunque se trate de cosas pequeñas en apariencia. Dios se ha acercado a los hombres, pobres criaturas, y nos ha dicho que nos ama: Deliciae meae esse cum flliis hominum, mis delicias son estar entre los hijos de los hombres. El Señor nos da a conocer que todo tiene importancia: las acciones que, con ojos humanos, consideramos extraordinarias; esas otras que, en cambio, calificamos de poca categoría. Nada se pier¬de. Ningún hombre es despreciado por Dios. Todos, siguiendo cada uno su propia vocación -en su hogar, en su profesión u oficio, en el cumplimiento de las obligaciones que le corresponden por su estado, en sus deberes de ciudadano, en el ejercicio de sus derechos-, estamos llamados a participar del reino de los cielos.
Eso nos enseña la vida de San José: sencilla, normal y ordinaria, hecha de años de trabajo siempre igual, de días humanamente monótonos, que se suceden los unos a los otros. Lo he pensado muchas veces, al meditar sobre la figura de San José, y ésta es una de las razones que hace que sienta por él una devoción especial.
Cuando en su discurso de clausura de la primera sesión del Concilio Vaticano II, el pasado 8 de diciembre, el Santo Padre Juan XXIII anunció que en el canon de la misa se haría mención del nombre de San José, una altísima personalidad eclesiástica me llamó en seguida por teléfono para decirme: Rallegramenti! ¡Felicidades!: al escuchar ese anuncio pensé en seguida en usted, en la alegría que le habría producido. Y así era: porque en la asamblea conciliar, que representa a la Iglesia entera reunida en el Espíritu Santo, se proclama el inmenso valor sobrenatural de la vida de San José, el valor de una vida sencilla de trabajo cara a Dios, en total cumplimiento de la divina voluntad.
(Es Cristo que pasa 44).