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Caridad en el hogar
No discutáis. -De la discusión no suele salir la luz, porque la apaga el apasionamiento. (Camino 25).
Bienaventurada eres porque has creído, dice Isabel a nuestra Madre. -La unión con Dios, la vida sobrenatural, comporta siempre la práctica atractiva de las virtudes humanas. María lleva la alegría al hogar de su prima, porque "lleva" a Cristo. (Surco 566).
Admira la bondad de nuestro Padre Dios: ¿no te llena de gozo la certeza de que tu hogar, tu familia, tu país, que amas con locura, son materia de santidad? (Forja 689).
No olvidéis que, entre los esposos, en ocasiones, no es posible evitar las peleas. No riñáis delante de los hijos jamás: les haréis sufrir y se pondrán de una par¬te, contribuyendo quizá a aumentar inconscientemen¬te vuestra desunión. Pero reñir, siempre que no sea muy frecuente, es también una manifestación de amor, casi una necesidad. La ocasión, no el motivo, suele ser el cansancio del marido, agotado por el tra¬bajo de su profesión; la fatiga -ojalá no sea el aburri¬miento- de la esposa, que ha debido luchar con los niños, con el servicio o con su mismo carácter, a veces poco recio; aunque sois las mujeres más recias que los hombres, si os lo proponéis.
Evitad la soberbia, que es el mayor enemigo de vuestro trato conyugal: en vuestras pequeñas reyer¬tas, ninguno de los dos tiene razón. El que está más sereno ha de decir una palabra, que contenga el mal humor hasta más tarde. Y más tarde -a solas- reñid, que ya haréis en seguida las paces.
Pensad vosotras en que quizá os abandonáis un poco en el cuidado personal, recordad con el prover¬bio que la mujer compuesta saca al hombre de otra puerta: es siempre actual el deber de aparecer ama¬bles como cuando erais novias, deber de justicia, porque pertenecéis a vuestro marido: y él no ha de olvidar lo mismo, que es vuestro y que conserva la obligación de ser durante toda la vida afectuoso como un novio. Mal signo, si sonreís con ironía, al leer este párrafo: sería muestra evidente de que el afecto familiar se ha convertido en heladora indiferencia. (Es Cristo que pasa 26).