Página inicio

-

Agenda

27 junio 2026

MODO DE VIVIR: Apostolado y caridad

Apostolado y caridad

Tú no serás caudillo si en la masa sólo ves el escabel para alcanzar altura.
-Tú serás caudillo si tienes ambición de salvar todas las almas.
No puedes vivir de espaldas a la muchedumbre: es menester que tengas ansias de hacerla feliz. (Camino 32).

Cuando te hablo de "apostolado de amistad", me refiero a amistad "personal", sacrificada, sincera: de tú a tú, de corazón a corazón. (Surco 191).

Señor, que tus hijos sean como una brasa encendidísima, sin llamaradas que se vean de lejos. Una brasa que ponga el primer punto de fuego, en cada corazón que traten...
-Tú harás que ese chispazo se convierta en un incendio: tus Ángeles -lo sé, lo he visto- son muy entendidos en eso de soplar sobre el rescoldo de los corazones..., y un corazón sin cenizas no puede menos de ser tuyo. (Forja 9).

Si meditamos con sentido espiritual ese texto de San Pablo, entenderemos que no tenemos más remedio que trabajar, al servicio de todas las almas. Otra cosa sería egoísmo. Si miramos nuestra vida con humildad, distinguiremos claramente que el Señor nos ha concedido, además de la gracia de la fe, talentos, cualidades. Ninguno de nosotros es un ejemplar repetido: Nuestro Padre nos ha creado uno a uno, repartiendo entre sus hijos un número diverso de bienes. Hemos de poner esos talentos, esas cualidades, al servicio de todos: utilizar esos dones de Dios como instrumentos para ayudar a descubrir a Cristo.
No imaginéis que es este afán como una añadidura, para bordear con una filigrana nuestra condición de cristianos. Si la levadura no fermenta, se pudre. Puede desaparecer reavivando la masa, pero puede también desaparecer porque se pierde, en un monumento a la ineficacia y al egoísmo. No prestamos un favor a Dios Nuestro Señor, cuando lo damos a conocer a los demás: por predicar el Evangelio no tengo gloria, pues estoy por necesidad obligado, por el mandato de Jesucristo; y desventurado de mi si no lo predicare (1Cor IX, 16). (Amigos de Dios 258).

En esto consiste el gran apostolado de la Obra: mostrar a esa multitud, que nos espera, cuál es la senda que lleva derecha hacia Dios. Por eso, hijos míos, os habéis de saber llamados a esa tarea divina de proclamar las misericordias del Señor: misericordias Domini in aeternum cantabo, cantaré eternamente las misericordias del Señor. (Cartas I. 3b).