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8 diciembre 2025

MODO DE VIVIR: Date a los demás y serás feliz

Caras largas..., modales bruscos..., facha ridícula..., aire antipático...: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo? (Camino 661).

Comprendes la labor que se hace..., te parece bien. Pero pones mucho cuidado en no colaborar, y más aún en conseguir que los demás no vean o no piensen que colaboras.
¡Tienes miedo de que te crean mejor de lo que eres!, me has dicho. -¿No será que tienes miedo de que Dios y los hombres te exijan más coherencia? (Surco 40).

¿Quieres un secreto para ser feliz?: date y sirve a los demás, sin esperar que te lo agradezcan (Forja 368).

También pude ver que las almas que más padecen en el Purgatorio son las que han pecado contra la caridad, las que en el curso de su vida en la tierra, no se han perfeccionada en esta virtud, y no han sabido desprenderse de sí mismas, y darse a Dios y al prójimo (ANÓNIMO. El Purgatorio).

Casi todos los que tienen problemas personales, los tienen por el egoísmo de pensar en sí mismos. Es necesario darse a los demás, servir a los demás por amor de Dios: ése es el camino para que desaparezcan nuestras penas. La mayor parte de las contradicciones tienen su origen en que nos olvidamos del servicio que debemos a los demás hombres y nos ocupamos demasiado de nuestro yo".
En fin, para san Josemaría, el crecimiento de la caridad —y, por lo tanto, de la vida cristiana— se reconoce por este "olvido de sí” y la consiguiente preocupación por la santidad de los demás.
Cuando al hacer por la noche ese pequeño examen tengas que acabar diciendo: Señor, pero ¡si no me he acordado de mí!, me he ocupado de los demás... Ese día es que te has portado muy bien, porque has vivido como San Pablo y podrás decir que no vives tú, sino que Cristo vive en tí .
Por otra parte, quien no amara a los demás, tampoco podría amarse a sí mismo, porque este amor implica buscar para sí el bien que Dios quiere, y parte integrante de ese bien es la comunión con los demás, concretamente la entrega a las personas con las que se convive. Es preciso darse a los demás para alcanzar la propia plenitud (BURKHART y LÓPEZ. Vida cotidiana y santidad).