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5 diciembre 2025

MODO DE VIVIR: El apostolado se hace con naturalidad

"Y ¿en un ambiente paganizado o pagano, al chocar este ambiente con mi vida, ¿no parecerá postiza mi naturalidad?", me preguntas.
-Y te contesto: Chocará, sin duda, la vida tuya con la de ellos: y ese contraste, por confirmar con tus obras tu fe, es precisamente la naturalidad que yo te pido.
(Camino 380).

Naturalidad, sinceridad, alegría: condiciones indispensables, en el apóstol, para atraer a las gentes. (Surco 188).

En cuanto tengas a alguno a tu lado -sea quien sea-, busca el modo, sin hacer cosas raras, de contagiarle tu alegría de ser y de vivir como hijo de Dios. (Forja 143).

Acordaos de cómo viene Nuestro Señor al mundo: como todos los hombres. Pasa su infancia y juventud en una aldea de Palestina, uno más entre sus conciudadanos. En los años de su vida pública, se repite de continuo el eco de su existencia corriente transcurrida en Nazaret. Habla del trabajo, se preocupa de que sus discípulos descansen (Cfr. Mc VI, 31); va al encuentro de todos y no rehúye la conversación con nadie; dice expresamente, a los que le seguían, que no impidan que los niños se acerquen a El (Cfr. Lc XVIII, 16). Evocando, quizá, los tiempos de su infancia pone la comparación de los pequeños que juegan en la plaza pública (Cfr. LC VII, 32).
¿No es todo esto normal, natural, sencillo? ¿No puede vivirse en la vida ordinaria? Sucede, sin embargo, que los hombres suelen acostumbrarse a lo que es llano y ordinario, e inconscientemente buscan lo aparatoso, lo artificial. Lo habréis comprobado, como yo: se encomia, por ejemplo, el primor de unas rosas frescas, recién cortadas, de pétalos finos y olorosos. Y el comentario es: ¡parecen de trapo! (Amigos de Dios 89).

Permitidme que vuelva de nuevo a la ingenuidad, a la sencillez de la vida de Jesús, que ya os he hecho considerar tantas veces. Esos años ocultos del Señor no son algo sin significado, ni tampoco una simple preparación de los años que vendrían después: los de su vida pública. Desde 1928 comprendí con claridad que Dios desea que los cristianos tomen ejemplo de toda la vida del Señor. Entendí especialmente su vida escondida, su vida de trabajo corriente en medio de los hombres: el Señor quiere que muchas almas encuentren su camino en los años de vida callada y sin brillo. Obedecer a la voluntad de Dios es siempre, por tanto, salir de nuestro egoísmo; pero no tiene por qué reducirse principalmente a alejarse de las circunstancias ordinarias de la vida de los hombres, iguales a nosotros por su estado, por su profesión, por su situación en la sociedad.
Sueño —y el sueño se ha hecho realidad— con muchedumbres de hijos de Dios, santificándose en su vida de ciudadanos corrientes, compartiendo afanes, ilusiones y esfuerzos con las demás criaturas. Necesito gritarles esta verdad divina: si permanecéis en medio del mundo, no es porque Dios se haya olvidado de vosotros, no es porque el Señor no os haya llamado. Os ha invitado a que continuéis en las actividades y en las ansiedades de la tierra, porque os ha hecho saber que vuestra vocación humana, vuestra profesión, vuestras cualidades, no sólo no son ajenas a sus designios divinos, sino que El las ha santificado como ofrenda gratísima al Padre. (Es Cristo que pasa 20).