Página inicio

-

Agenda

16 diciembre 2025

MODO DE VIVIR: Es muy grato a Dios el rezo del Te Deum

¡Luces nuevas! -¡Qué alegría tienes por que el Señor te hizo descubrir otro Mediterráneo!
-Aprovecha esos instantes: es la hora de romper a cantar un himno de acción de gracias: y es también la hora de desempolvar rincones de tu alma, de dejar alguna rutina, de obrar más sobrenaturalmente, de evitar un posible escándalo en el prójimo...
-En una palabra: que tu agradecimiento se manifieste en un propósito concreto (Camino 298).

Da gracias a Dios porque estás contento, con una alegría honda que no sabe ser ruidosa (Surco 85).

Es muy grato a Dios el reconocimiento a su bondad que supone recitar un «Te Deum» de acción de gracias, siempre que acontece un suceso algo extraordinario, sin dar peso a que sea -como lo llama el mundo- favorable o adverso: porque viniendo de sus manos de Padre, aunque el golpe del cincel hiera la carne, es también una prueba de Amor, que quita nuestras aristas para acercarnos a la perfección (Forja 609).

Obra tuya y, concretamente, espero que darás perseverancia a todos mis hijos, de modo que, cuando nos reunamos, podamos cantar un Te Deum de acción de gracias por esta perseverancia y, quizá, por haber permitido que no solamente perseveren, sino que contagien su ardor a otros, como otros pegan las cosas inmundas, las enfermedades (Crecer para adentro. Confianza en Dios).

Porque el Señor quiera quedarse con nosotros, permanecer con nosotros. Y rezaba san Josemaría el Te Deum despacio, con agradecimiento, queriéndose unir a la gloria que a la Trinidad Santísima da toda la Creación. Y pensaba en cada uno de los versículos, deteniéndose en la capacidad que ha concedido el Señor al hombre de poder dialogar con Dios de tú a tú. Hijo mío, háblale mucho de tú a tú. Hay diferentes versículos -todos, pero hay diferentes versículos del Te Deum- que remueven mucho. Tu devicto mortis aculeo non horruisti Virginis uterum. Miramos a la Virgen, y la vemos toda santa, toda de Dios. Y al mismo tiempo, en esa oración, se expresa con auténtico amor, con auténtica caridad, la desproporción entre Dios y la criatura, para que nos demos cuenta de que ese Omnipotente, ese Infinito, ese todo Amor, no tiene dificultad en albergarse en el seno purísimo de nuestra Madre... y tampoco tiene dificultad, y esto es lo más grande, en albergarse en nuestro pobre cuerpo, en nuestro pobre corazón. Señor, que a ti no te horrorice meterte en la vida de un pobre miserable como soy yo. A mí, que un enfermo grave, que un enfermo contagioso, que un pobre repugnante me echa un poco para atrás... Y yo soy más que un pobre repugnante, más que un enfermo contagioso, y Tú vienes a mí todos los días. Gracias, Señor
(El Padre don Javier en Artacea (3/VIII/2005).