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23 noviembre 2025

MODO DE VIVIR : Cristo presente en quienes nos rodean

El Mandamiento del Amor es el signo distintivo de los que siguen a Cristo. Y no es solo un modo de vida, sino algo que nace de la fe en que el mismo Jesucristo está presente en las personas que nos rodean. Se trata de algo profundamente radicado en la enseñanza del Señor: en distintas ocasiones nos recuerda que, al cuidar a quienes lo necesitan —y todos, cada uno a su modo, tienen necesidad de nosotros—, en realidad es a Él mismo a quien cuidamos. Por eso es tan importante «reconocer a Cristo, que nos sale al encuentro, en nuestros hermanos los hombres».
San Josemaría procuró encontrar a Cristo, en primer lugar, entre la gente más necesitada. En los primeros años treinta, dedicó muchas horas a visitar familias necesitadas en los arrabales de Madrid, a cuidar enfermos en los hospitales de la capital, y a dar catequesis entre niños pobres. Más tarde, supo transmitir la urgencia de ese cuidado a los jóvenes que se acercaban a la Obra. Además, esos mismos jóvenes experimentaban el cariño —humano y divino— que el Padre les tenía. Francisco Botella, por ejemplo, recordaba que, al conocerle, le acogió «como si me conociera de siempre; aún tengo en mi memoria su mirada profunda que se metió en el alma y su alegría que me removió llenándome de gozo y de paz. Me pareció que me conocía por dentro y al mismo tiempo, todo con una naturalidad y sencillez que me hacían estar como con mi familia». Otro de aquellos jóvenes, no especialmente sentimental, reconocía: «tiene un cuidado de nosotros, como no tendrían nuestras madres».
En aquellos jóvenes, como en los pobres y enfermos, san Josemaría había encontrado a su Amigo. Años más tarde, «pensativo, con sus hijos en derredor, les preguntaba: “hijos míos, ¿sabéis por qué os quiero tanto?” Se hacía el silencio y añadía el Padre: “porque veo bullir en vosotros la Sangre de Cristo”»31. Jesús, su Amigo, le había llevado a encontrarle en la gente que le rodeaba, y particularmente en los más necesitados. También nosotros, junto al Evangelio y la Eucaristía, «estamos llamados a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, a tocar su carne bendita en quien está excluido, tiene hambre o sed, está desnudo, preso, enfermo, desempleado, perseguido, refugiado, emigrante. Allí encontramos a nuestro Dios, allí tocamos al Señor.

Pasaje de: Lucas Buch. “Nuevos Mediterráneos”.