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Etiquetas: Borrico, Fortaleza, Humildad, Trabajo, Semana Santa Cuando se acerca el momento de su Pasión, y Jesús quiere mostrar de un modo gráfico su realeza, entra triunfalmente en Jerusalén, ¡montado en un borrico! Estaba escrito que el Mesías había de ser un rey de humildad: anunciad a la hija de Sión: mira que viene a ti tu Rey lleno de mansedumbre, sentado sobre una asna y su pollino, hijo de la que está acostumbrada al yugo (San Mateo, XXI, 5). Amigos de Dios, 103
No sé a vosotros; pero a mí no me humilla reconocerme, a los ojos del Señor, como un jumento. Ut iumentum factus sum apud te, como un borriquito estoy delante de Ti, et ego semper tecum, pero Tú estás siempre conmigo. Esto es la presencia de Dios. Tenuisti manum dexteram meam. Yo acostumbro a decirle: me has tomado por el ronzal, et in voluntate tua deduxisti me, y me has hecho cumplir tu voluntad, es decir, me has hecho fiel a mi vocación: et cum gloria suscepisti me, y después me darás un abrazo bien fuerte. Tertulia con san Josemaría, 12-IV-1971
Ecce ego quia vocasti me!, aquí estoy porque me has llamado, ut iumentum!, como un borrico fiel que no quiere apartarse de tu lado. Carta, 15-X-1948, n. 8