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16 agosto 2026

TIEMPO PARA DIOS. EL ROSARIO

EL ROSARIO

Algunas personas pueden sorprenderse al vemos calificar al rosario como método de oración. Sin embargo, creo que, gracias a él (¡quizá sin saberlo!), muchas almas han llegado a la oración contemplativa y accedido incluso a la oración continua.
El rosario es también una oración sencilla, pobre, para los pobres (¿quién no lo es?) y que tiene la ventaja de servir para todo: puede ser una oración comunitaria, familiar, una plegaria de intercesión (¿hay algo más natural que rezar una decena por alguien?). Pero, al menos para los que reciben esa gracia, puede ser también una plegaria del corazón que hace entrar en oración, de un modo análogo a la «oración de Jesús». ¿Acaso el «Ave María» no contiene además el nombre de Jesús?
En el rosario, María nos impulsa a la oración, nos da acceso a la humanidad de Jesús y nos introduce en los misterios de su Hijo; En cierto modo, nos hace participar de su oración, la más profunda que haya habido jamás.
El rosario, recitado lentamente, con recogimiento, suele tener el poder de unimos con Dios en la comunión del corazón. ¿No nos da acceso al corazón de Jesús el corazón de María? El autor de estas líneas ha experimentado frecuentemente que, cuando le resulta difícil hacer oración, cuando le cuesta recogerse en la presencia de Dios, le basta comenzar a rezar el rosario (sin llegar a terminarlo la mayoría de las veces...) para encontrarse enseguida en un estado de paz interior y de comunión con el Señor. Es patente que hoy, tras un período de abandono, el rosario «vuelve con fuerza» como un valioso medio de entrar en la gracia de la oración amorosa y profunda. No se trata de una moda o de un retorno a una devoción anticuada, sino de un signo de la presencia maternal de María -tan fuerte en nuestros días- que, gracias a la oración, desea conducir el corazón de todos sus hijos hacia el Padre.
JACQUES PHILIPPE