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30 marzo 2026

LA DIVINA MISERICORDIA

Santa María Faustina Kowalska
Extraído de su Diario sobre la Divina Misericordia

Noté muchas veces que Dios somete a pruebas a algunas personas porque, según me dice, no le agrada la incredulidad. Una vez, al ver que Dios sometió a prueba a un arzobispo que estaba mal dispuesto y no creía en esta causa... me dio lástima y pedí a Dios por él y el Señor le dio alivio. A Dios le desagrada mucho la desconfianza y por eso algunas almas pierden muchas gracias. La desconfianza de un alma hiere su dulcísimo Corazón que está lleno de bondad y de amor inconcebible hacia nosotros; porque es grande la diferencia entre el deber del sacerdote que a veces no debe creer, pero para convencerse más profundamente de la veracidad de los dones o de las gracias en cierta alma, y cuando lo hace para guiar mejor a un alma y empujarla hacia una más profunda unión con Dios; será grande e incalculable su recompensa por ello. Pero menospreciar y desconfiar de las gracias de Dios en un alma por no poder penetrarlas ni entenderlas, esto no agrada al Señor. Siento mucho por las almas que se encuentran con sacerdotes inexpertos.
Llegué a Cracovia y me puse contenta esperando que pudiera cumplir, por fin, todo lo que exigía Jesús.
Una vez, al ver al Padre A. y después de decirle todo, recibí esta respuesta: Rece, hermana, hasta la fiesta del Sagrado Corazón y agregue alguna mortificación, y el día de la fiesta del Sagrado Corazón le daré la respuesta. Pero un día oí en el alma esta voz: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo. Después de estas palabras sentí en el alma un apremio tan grande que sin esperar la fiesta del Sagrado Corazón, declaré en la confesión que abandonaba la Congregación ya. El Padre me contestó: Si usted misma, hermana, ha tomado esta decisión, tomará también la responsabilidad por sí misma. Pues vaya. Me alegré de que ya saliera.
A la mañana siguiente, de pronto me abandonó la presencia de Dios, una gran oscuridad envolvió mi alma, no lograba rezar. Debido a este inesperado abandono de parte de Dios, decidí aplazar esta cuestión un poco, hasta consultar con el Padre.
El Padre Andrasz me contestó que los cambios de este tipo suceden frecuentemente y no es un impedimento para obrar.
Cuando fuimos a los jesuitas para la procesión del Sagrado Corazón, durante las vísperas, vi los mismos rayos que están pintados en la imagen, saliendo de la Santísima Hostia. Mi alma fue invadida por un gran anhelo de Dios.
Cuando fui a la adoración escuché estas palabras: Hija Mía amada, apunta estas palabras: Mi Corazón ha descansado hoy en este convento. Habla al mundo de Mi misericordia, de Mi amor.
Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas.
Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz.
Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas
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