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2. Consideración
Ahora, repasarás serenamente en tu alma los principales motivos que deben convencerte de la verdad sobre la que meditas, por ejemplo, de la necesidad de trabajar en tu salvación, si la estás considerando; o los motivos que te llevan a amar o practicar tal virtud o tal otra; por ejemplo, si haces la oración sobre la humildad, puedes pensar en las muchas razones que te obligan a ser humilde; en primer lugar, el ejemplo de Nuestro Señor, el de la Santísima Virgen y el de todos los santos; además, porque el orgullo es el origen y la causa de todos los pecados, mientras que la humildad es el fundamento de todas las virtudes; por último, porque no hay en ti nada de lo que puedas envanecerte. ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios?: la vida, la conservación en ella, la salud del alma, los buenos pensamientos, todo viene de Dios; no tienes nada, por supuesto, de lo que puedas glorificarte, al contrario: tienes de qué humillarte pensando en la cantidad de veces que has ofendido a Dios, tu Salvador, tu Bienhechor.
Para hacer estas consideraciones no trates de repasar en tu memoria todos los motivos que encuentres para convencerte de determinada verdad o para practicar esta o aquella virtud; detente sólo en algunos de los que te impresionen más y que serán los más apropiados para ayudarte a practicar esa virtud. Lleva a cabo esas consideraciones serenamente, sin cansar tu espíritu. Cuando agotes ese tema, pasa al siguiente. Mézclalo todo con piadosos afectos hacia Nuestro Señor, con deseos de serle grato; de vez en cuando dirígele cortas plegarias y exprés ale tus propósitos para demostrarle los buenos deseos de tu corazón.
Después de haber considerado dichos motivos, entra en el fondo de tu conciencia y examínate cuidadosamente para saber cómo te has conducido hasta este momento con respecto a la verdad o a la virtud sobre la que has meditado; cuáles son las faltas que has cometido, por ejemplo, contra la humildad, si es que has meditado sobre la humildad; en qué circunstancias cometiste esas faltas; qué medios podrías adoptar para no volver a caer en ellas. Entonces pasarás al tercer punto que son los propósitos.
JACQUES PHILIPPE