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6 abril 2026

LA DIVINA MISERICORDIA

Santa María Faustina Kowalska
Extraído de su Diario sobre la Divina Misericordia

Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
Me sucede, mientras escucho la meditación, que una palabra me introduce en una más estrecha unión con el Señor y no sé lo que está diciendo el Padre. Sé que estoy junto al misericordiosísimo Corazón de Jesús, todo mi espíritu se hunde en Él, y en un solo momento conozco más que durante largas horas de búsquedas intelectuales o de meditación. Son relámpagos repentinos de luz que me permiten conocer una cosa tal y como Dios la ve, tanto en los asuntos del mundo interior como también en los del mundo exterior.
Oh Jesús dulcísimo que Te has dignado permitirme a mí miserable conocer esta insondable misericordia Tuya; oh Jesús dulcísimo que quisiste benignamente que yo hablara al mundo entero de esta inconcebible misericordia Tuya, he aquí hoy tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón misericordioso, es decir. Sangre y Agua, y las derramo sobre toda la faz de la tierra para que toda alma experimente Tu misericordia y, al experimentarla, la adore por los siglos infinitos. Oh Jesús dulcísimo que en Tu inconcebible bondad Te has dignado unir mi corazón miserable a Tu Corazón tan misericordioso, pues entonces es con Tu propio Corazón que adoro a nuestro Dios Padre, como ningún alma jamás lo ha adorado.
La tristeza no vendrá a un corazón que ama la voluntad de Dios. Mi corazón, lleno de nostalgia por Dios, experimenta toda la miseria del destierro. Avanzo con arrojo, a mi patria, aunque se hieran los pies y en este camino me alimento de la voluntad de Dios, ella es mi alimento. Sostenedme, oh felices habitantes de la patria celestial, para que vuestra hermana no pare en el camino. Aunque hay un terrible desierto, camino con la frente alta y miro hacia el sol, es decir al misericordioso Corazón de Jesús.
+ En los momentos difíciles, contemplaré el clavado y silencioso Corazón de Jesús en la cruz y de las llamas que brotan de su Corazón misericordioso fluirá sobre mí la fortaleza y la fuerza para luchar.