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26 enero 2026

LA DIVINA MISERICORDIA

Santa María Faustina Kowalska
Extraído de su Diario sobre la Divina Misericordia.
Cuando fui a la adoración escuché estas palabras: Hija Mía amada, apunta estas palabras: Mi Corazón ha descansado hoy en este convento. Habla al mundo de Mi misericordia, de Mi amor.
Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas.
Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz.
Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas.
Que los más grandes pecadores [pongan] su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia...

Nos parecemos más a Dios cuando perdonamos al prójimo. Dios es amor, bondad y misericordia...
Cada alma y especialmente el alma consagrada debe reflejar en sí Mi misericordia. Mi Corazón está colmado de piedad y de misericordia para todos. El corazón de Mi esposa tiene que ser semejante a Mi Corazón, de su corazón tiene que brotar el manantial de Mi misericordia para las almas, si no la desconoceré.
Hoy, mientras rezaba el Angelus, el Señor me hizo comprender el amor inconcebible de Dios hacia los hombres. Nos eleva hasta su divinidad. Se deja llevar por el amor y su misericordia insondable. Aunque anuncias el Misterio por medio del ángel, Tú Mismo lo realizas.
Jesús: Hija Mía, ¿crees, quizá, que hayas escrito suficiente sobre Mi misericordia? Lo que has escrito es apenas una gotita frente a un océano. Yo soy el Amor y la Misericordia Misma; no existe miseria que pueda medirse con Mi misericordia, ni la miseria la agota, ya que desde el momento en que se da [mi misericordia] aumenta. El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo Mismo tengo cuidado de ella.
Hoy escuché en el alma una voz: Oh, si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia.