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24 abril 2026

COMUNION DE LOS SANTOS

I. Comunidad de bienes espirituales. El «tesoro de la Iglesia».
San Pablo hace referencia en sus escritos al hecho fundamental de su vida, que leemos en la Primera lectura de la Misa. Quedaría grabado para siempre en su alma: Cuando estaba de camino, sucedió que, al acercarse a Damasco, se vio rodeado de una luz del cielo. Y al caer a tierra, oyó una voz que decía: Saulo, ¿por qué me persigues? Él contestó: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. En esta primera revelación, Jesús le muestra personal e íntimamente unido a sus discípulos, a quienes Pablo perseguía.
Más tarde, en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, uno de los temas centrales de su predicación, mostrará esta unión profunda de los cristianos entre sí, por estar unidos a la Cabeza, Cristo: si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es honrado todos los otros a una se gozan.
Esta fe inquebrantable en la unión de los fieles entre sí, llevaba al Apóstol a pedir oraciones a los primeros cristianos de Roma, a quienes aún no conocía personalmente, para salir bien librado de los incrédulos que iba a encontrar en Judea. Se sentía muy unido a sus hermanos en la fe, a quienes llamaba santos en sus cartas: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos. Desde los primeros tiempos de la Iglesia, los cristianos, al rezar el Símbolo Apostólico, han profesado como una de las principales verdades de la fe: Creo en la Comunión de los Santos. Consiste en una comunidad de bienes espirituales de los que todos se benefician. No es una participación de bienes de este mundo, materiales, culturales, artísticos, sino una comunidad de bienes imperecederos, con los que nos podemos prestar unos a otros una ayuda incalculable. Hoy, ofreciendo al Señor nuestro trabajo, nuestra oración, nuestra alegría y nuestras dificultades, podemos hacer mucho bien a personas que están lejos de nosotros y a la Iglesia entera.
«Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo». Santa Teresa, consciente de los estragos que hacían los errores protestantes dentro de la Iglesia, sabía también de este apoyo que nos podemos prestar los unos a los otros: «Porque andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas -decía la Santa- que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante». Y siempre se vivió esta doctrina en el seno de la Iglesia.
«¿Qué significa para mí la Comunión de los Santos? Quiere decir que todos los que estamos unidos en Cristo -los santos del Cielo, las almas del purgatorio y los que aún vivimos en la tierra- debemos tener consciencia de las necesidades de los demás.
»Los santos del Cielo (...) deben amar las almas que Jesús ama, y el amor que tienen por las almas del purgatorio y las de la tierra, no es un amor pasivo. Los santos anhelan ayudar a esas almas en su caminar hacia la gloria, cuyo valor infinito son capaces de apreciar ahora como no podían antes. Y si la oración de un hombre bueno de la tierra puede mover a Dios, ¡cómo será la fuerza de las oraciones que los santos ofrecen por nosotros! Son los héroes de Dios, sus amigos íntimos, sus familiares».