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2 febrero 2026

LA DIVINA MISERICORDIA

Santa María Faustina Kowalska
Extraído de su Diario sobre la Divina Misericordia
+ Cuando entré en el refectorio, durante la lectura toda mi alma fue sumergida en Dios. Vi interiormente la mirada de Dios [dirigida] a nosotros con gran agrado. Me quedé a solas con el Padre celestial. En aquel mismo instante conocí más profundamente las tres Personas Divinas que contemplaremos durante toda la eternidad y después de millones de años nos daremos cuenta de haber apenas comenzado nuestra contemplación. Oh qué grande es la misericordia de Dios que admite al hombre a una participación tan grande en su divina felicidad, pero al mismo tiempo un gran dolor traspasa mi corazón por el hecho de que muchas almas han despreciado esta felicidad.
Oh Dios de gran misericordia, bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo.
Has de saber, hija Mía, que entre Yo y tú hay un abismo sin fondo que separa al Creador de la criatura, pero Mi misericordia nivela este abismo. Te elevo hasta Mí no por necesitarte, sino únicamente por misericordia te ofrezco la gracia de la unión.
Hoy el Señor me dijo: Cuando te acercas a la confesión, a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a confesarte, sumérgete toda en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma. Aquí la miseria del alma se encuentra con Dios de la misericordia. Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los torrentes de Mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes.
El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el alma estas palabras: Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino - humano de Jesús, como un rayo de sol a través del cristal. Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.