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San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
12ª. SAN JOSÉ, NUESTRO PADRE Y SEÑOR (19/III/1968) (2 de 5)
2g «Glorificavit illum in conspectu regum, et iussit illi coram populo suo, et ostendit illi gloriam suam». No lo olvidemos: el Señor quiere glorificarle. Y nosotros lo hemos metido en la entraña de nuestro hogar haciéndole también Patriarca de nuestra casa. Por eso la fiesta más solemne e íntima de nuestra familia, aquella en la que nos reunimos todos los socios de la Obra pidiendo a Jesús, Salvador nuestro, que envíe obreros a su mies, está especialmente dedicada al Esposo de María. Entonces es también mediador; entonces es el amo de la casa; entonces descansamos en su prudencia, en su pureza, en su cariño, en su poder. ¿Cómo no va a ser poderoso, Nuestro Padre y Señor San José?
2g socios Crol971,198 ] miembros EdcS,96.
«que envíe obreros a su mies»-, la víspera del 19 de marzo, los fieles del Opus Dei ponen bajo la intercesión de san José la petición de que nuevas personas vengan a la Obra.
3a ¡Cuántas veces me he removido leyendo esa oración que la Iglesia propone a los sacerdotes para recitar antes de la misa!; «O felicem virum, beatum loseph, cui datum est, Deum, quem multi reges voluerunt videre et non viderunt, audire et non audierunt...». ¿No habéis tenido como envidia de los Apóstoles y de los discípulos, que trataron a Jesucristo tan de cerca? Y después, ¿no habéis tenido como vergüenza, porque quizá -y sin quizá: yo estoy seguro, dada mi debilidad- hubierais sido de los que se escapaban, de los que huían bellacamente y no se quedaban junto a Jesús en la Cruz?
3a «esa oración»: se trata de la que se propone para la preparación a la Misa: Missale Romanum, Praeparatio ad Missam, Preces ad S. Ioseph.
«O felicem ... vestire et custodire!»: «¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, y no sólo verle y oírle, sino también ¡abrazarlo, vestirlo y custodiarlo!». La traducción castellana de estas oraciones proviene del Misal Romano diario, dispuesto por el Rdo. Eudaldo Serra, Pbro., Editorial Balmes, Barcelona, 1962.
3b «... quem multi reges voluerunt videre et non viderunt, audire et non audierunt; non solum videre et audire, sed portare, deosculari, vestire et custodite!». No os lo puedo ocultar. Algunas veces, cuando estoy solo y siento mis miserias, cojo en mis brazos una imagen de Jesús Niño, y lo beso y le bailo... No me da vergüenza decíroslo. Si tuviésemos a Jesús en nuestros brazos, ¿qué haríamos? ¿Habéis tenido hermanos pequeños, bastante más pequeños que vosotros? Yo, sí. Y lo he cogido en mis brazos, y lo be mecido. ¿Qué hubiera hecho con Jesús?
3b «Algunas veces, cuando estoy solo»-, en el convento de Santa Isabel de Madrid -del que Escrivá fue capellán— se conserva una talla del Niño Jesús que las religiosas llaman ahora el “Niño de San Josemaría”. El encuentro con esa imagen fue «un auténtico “flechazo” de amor —como lo llama Rodríguez—, un enamoramiento que llegó muy hondo en su alma», y representó «un intenso crecimiento en su devoción a Jesús-Niño». Aquello ocurría el 15 de octubre de 1931, día de santa Teresa de Jesús. Unas semanas después el fundador escribía Santo Rosario, donde se lee: «—¡Qué bueno es José! —Me trata como un padre a su hijo. -¡Hasta me perdona si cojo en mis brazos al Niño y me quedo, horas y horas, diciéndole cosas dulces y encendidas!... / Y le beso —bésale tú—, y le bailo, y le canto, y le llamo Rey, Amor, mi Dios, mi Único, ¡mi Todo!...». San Josemaría estaba describiendo lo que él mismo hacía cuando las monjas de Santa Isabel le pasaban por el torno esa preciosa imagen. Quiso hacer una réplica, para tenerla en Roma, y es probable que ante ella siguiera manifestando su amor a Cristo del modo que explica aquí. Cfr. Santo Rosario, ed. crít.-hist., pp. 150-155.
« Y lo he cogido en mis brazos, y lo he mecido»-, san Josemaría llevaba diecisiete años a su hermano Santiago (1919-1994), quien decía: «Josemaría, para mí, más que un hermano, fue un padre. Era un santo “de carne y hueso”, no un santo “de pasta flora”». Entrevista a Santiago Escrivá de Balaguer, realizada por Santiago Álvarez, Palabra (1992), pp. 243-247.
3c «Ora pro nobis, beate Ioseph». ¡Claro que hemos de decir así!; «Ut digni efficiamur promissionibus Christi». San José, ¡enséñanos a amar a tu Hijo, nuestro Redentor, el Dios Hombre! ¡Ruega por nosotros, San José!
3c «Ora pro nobis ... promissionibus Christi»: «Ruega por nosotros, bienaventurado José, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo», Missale Romanum, Praeparatio ad Missam, Preces ad S. Ioseph. En los siguientes párrafos, el Autor comenta esta antigua oración para los sacerdotes.
3d Y seguimos considerando, hijos míos, esta oración que la Iglesia propone a los sacerdotes antes de celebrar el Santo Sacrificio.