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San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
5ª. QUE SE VEA QUE ERES TÚ (1/IV/1962) (3 de 4)
4a Os he dicho tantas veces, hijos míos —y vosotros lo habéis repetido otras tantas-, que Dios nuestro Señor, en su providencia amorosísima, en el cariño que tiene a los hombres —«delicia mete esse cum filiis hominum», son sus delicias estar con los hijos de los hombres—, ha querido, de algún modo, hacernos corredentores con Él. Por eso, para ayudarnos a comprender esta maravilla, hace relatar al evangelista con todo detalle este prodigio grande. Él podía sacar el pan de donde quisiera, porque «mías son todas las bestias de los bosques y los miles de animales de los montes. Y en mi mano están todas las aves del cielo y todos los animales del campo..., mío es el mundo y cuanto lo llena». Pues, no. Busca la cooperación humana.
4a-c Os he dicho tantas veces ... en nuestra alma y en la de todos los hombres. Crol970,10-11.
«hacernos corredentores con El»: la teología distingue entre redención en sentido objetivo (la obra salvadora de Jesucristo) y en sentido subjetivo (la aplicación de los frutos de la salvación a cada hombre). Cuando habla de ser corredentores, se entiende en el segundo sentido, en conformidad con el dicho de san Pablo en Col 1, 24.
4b «Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro: aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; mas ¿qué es eso para tanta gente?». Necesita de un niño, de un muchacho, de unos trozos de pan y de unos peces. Le hacemos falta tú y yo, hijo mío: ¡y es Dios! Esto nos urge a ser generosos en nuestra correspondencia. No necesita para nada de ninguno de nosotros, y -al mismo tiempo- nos necesita a todos. ¡Qué maravilla! Lo poco que somos, lo poco que valemos, nuestros pocos talentos nos los pide, no se los podemos escatimar. Los dos peces, el pan: todo.
4c Cada uno deberá ahora preguntarse: ¿qué he hecho yo con mis sentidos hasta ahora? ¿Qué he hecho con mis potencias: con la memoria, con el entendimiento, con la voluntad? Sólo la meditación de esta frase nos llevaría horas. ¿Qué habremos de hacer con todo el ser nuestro, de aquí en adelante? Es natural que venga ahora a nuestra mente el pensamiento de tantas cosas que no iban, y que quizá todavía no van. Por eso te digo: hijo mío, ¿tienes deseos de rectificación, de purificación, de mortificación, de tratar más al Señor, de aumentar tu piedad, sin teatro ni cosas externas, con naturalidad? Porque todo eso es aumentar la eficacia de la Obra, en nuestra alma y en la de todos los hombres. Si te detienes en un examen de la vida tuya más reciente, te será más fácil seguir las consideraciones que yo comento en voz alta, en vuestro nombre y en el mío.
4c Sólo la meditación de esta frase nos llevaría horas. Crol982,1382 EdcS,50 add. || Es natural que venga ahora a nuestra mente el pensamiento de tantas cosas que no iban, y que quizá todavía no van. Por eso te digo: Crol982,1382 EdcS,51 add.
4d Dijo entonces Jesús: «Haced sentar a esas gentes».... Los discípulos sabían que Jesús quería dar de comer a aquellas gentes, pero no tenían dinero: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno de ellos tome un bocado». No tenían ni mucho ni poco dinero, y se necesitaba un capitalón para dar de comer a aquella muchedumbre. El Señor va a poner remedio: «Haced sentar a esas gentes. El sitio estaba cubierto de hierba. Sentáronse, pues, alrededor de cinco mil hombres». ¡Cinco mil! Oyen la voz del Señor y obedecen todos, todos, ¡todos!, empezando por los discípulos. ¡Cómo anda a veces la obediencia por ahí...! ¡Qué pena! Todo se quiere poner en tela de juicio. Aun en la vida de entrega a Dios, hay algunas personas para quienes todo es ocasión de disquisiciones: si pueden mandar los superiores esto, si pueden mandar lo otro, si pueden mandar aquí, si pueden mandar allá... En el Opus Dei sabemos esto: se puede mandar todo -con el máximo respeto a la libertad personal, en materias políticas y profesionales-, mientras no sea ofensa de Dios.
4d Los discípulos sabían ... Todo se quiere poner en tela de juicio. Crol970, 11-12 || ¡Cinco mil! ... tela de juicio. Crol96571,58 ||| Dijo entonces Jesús: «haced sentar a esas gentes» Crol982,1382 add. || quería Crol970,11 ] deseaba Crol982,1382 EdcS,51 || no tenían Crol970,12 ] no contaban con Crol982,1382 EdcS,51 || ¡Qué pena! Cro 1982,1384 EdcS,51 add. || Todo se quiere Crol970,12 ] Todo lo quieren Crol982,1384 EdcS,5.
«En el Opus Dei ... mientras no sea ofensa de Dios»: los fieles del Opus Dei son cristianos que aspiran a buscar la santidad y a ejercer el apostolado en medio del mundo. La incorporación a la Obra hace concreto ese afán, con la responsabilidad de continuar la misión recibida por san Josemaría el 2 de octubre de 1928. En el Opus Dei encuentran una asistencia espiritual que les ayuda a perseverar en ese objetivo y a realizar una fecunda labor apostólica. La dirección espiritual y el impulso al apostolado presuponen, respetan y potencian la libertad de cada uno. En las cuestiones profesionales, sociales, políticas, etc., los fieles de la Obra tienen plena libertad, dentro de los límites de la fe católica, como los demás fieles, y las autoridades de la prelatura deben abstenerse de entrar en esas materias (cfr. Codex inris particularis Operis, n. 88, §§2 y 3, en Itinerario, p. 641). San Josemaría reivindica una plenitud de vida cristiana en el mundo, unida a un sentido profundamente laical de la existencia. En lo que atañe a la vida espiritual y al apostolado, la obediencia no puede admitir componendas: «Se puede mandar todo (...) mientras no sea ofensa a Dios». En cambio, en todo lo opinable y en lo que atañe a la acción profesional, social, política, cultura, etc., no se puede mandar nada.