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26 marzo 2025

En diálogo con el Señor (1ª parte)

San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)

4ª. UN DÍA PARA RECOMENZAR (3/XII/1961) (3 de 3)
3b «Sabed que ya es hora de despertar del sueño...». ¿Con qué sentido sobrenatural se ven las cosas? Ese sentido que no se nota por fuera, pero que se manifiesta en las acciones, incluso a veces por la mirada. Eres tú quien debe mirar muy dentro. ¿No es verdad que un poco de sueño ha habido en tu vida? ¿Un poco de facilonería? Piensa cómo nos facilitamos el cumplir sin demasiado amor. ¡Cumplir!
3b «facilonería»: vocablo que no existe propiamente en español. Posiblemente se trata de un préstamo del italiano faciloneria, que remite a una actitud fruto de la superficialidad o de escasa preparación, en la línea de lo que parece querer decir el Autor.
«cumplir»-, en el vocabulario espiritual de san Josemaría, este verbo tiene a veces un sentido peyorativo, porque indica la actitud de quien se limita a no hacer más que lo estrictamente obligatorio, con poca generosidad y escaso amor a Dios; o a hacer las normas de piedad por formalismo, sin convertirlas en momentos de trato íntimo con Dios (cfr. Surco, n. 527).
3c «Nox praecessit, dies autem appropinquavit: abiiciamus ergo opera tenebrarum, et induamur arma lucis»; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos de las armas de la luz. ¡Tiene mucha fuerza el Apóstol! «Sicut in die honeste ambulemus». Hemos de andar por la vida como apóstoles, con luz de Dios, con sal de Dios. Con naturalidad, pero con tal vida interior, con tal espíritu del Opus Dei, que alumbremos, que evitemos la corrupción que hay alrededor, que llevemos como fruto la serenidad y la alegría. Y en medio de las lágrimas -porque a veces se llora, pero no importa-, la alegría y la paz, el gaudium cum pace.
3c «¡Tiene mucha fuerza el Apóstol!»: después de esta frase, las transcripciones contienen un párrafo, que san Josemaría no incluyó en la versión final: «Tú debes seguir la oración por tu cuenta, sin ruido de palabras, especialmente cuando yo callo. Es el momento de los afectos», m6l1203-1.
3d Sal, fuego, luz; por las almas, por la tuya y por la mía. Un acto de amor, de contrición. Mea culpa... Yo pude, yo debía haber sido instrumento... Te doy gracias, Dios mío, porque, a pesar de todo, me has dado una gran fe, y la gracia de la vocación, y la gracia de la perseverancia. Por eso en la Santa Misa nos hace decir la Iglesia: «Dominus dabit benignitatem, et terra nostra dabit fructum suum». Esa bendición de Dios es el origen de todo buen fruto, de aquel clima necesario para que en nuestra vida podamos hacernos santos y cultivar santos, hijos suyos.
3d vocación Medl987,I,19 ] devoción Med1964,I,17.
La edición de 1987 corrige un lapsus de la de 1964 (y de las transcripciones, aunque en una de ellas ya está corregido a lápiz: m611203-147). Por el contexto parece claro que está refiriéndose a la vocación, no a la devoción.
3e «Dominus dabit benignitatem...». Fruto espera el Señor nuestro. Si no lo damos, se lo quitamos. Pero no un fruto raquítico, desmedrado, porque no hayamos sabido darnos. El Señor da el agua, la lluvia, el sol, esa tierra... Pero espera la siembra, el trasplante, la podadura; espera que reservemos los frutos con amor, evitando si es preciso que vengan los pájaros del cielo a comérselos.
3f Vamos a terminar, acudiendo a Nuestra Madre, para que nos ayude a cumplir esos propósitos que hemos hecho.