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San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
1ª. VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS (21/XI/1954) (7 de 7)
6c Les dirás también que deben vivir la caridad, que es cariño. «Deus caritas est!», el Señor es amor. Cariño para vuestros hermanos, cariño especialísimo para vuestros Directores, ayudándoles también con la corrección fraterna. Tenéis todos los medios para decir la verdad, sin herir, de manera que sea útil sobrenaturalmente. Se consulta: ¿puedo hacer esta corrección fraterna? Te pueden responder que no conviene, porque no se trata de algo objetivo, o porque ya se lo ha dicho otro, o porque no hay motivo suficiente, o por otras razones. Si te responden que sí, haces la corrección fraterna enseguida, cara a cara, porque la murmuración no cabe en la Obra, no puede haberla, ni siquiera la indirecta; la murmuración indirecta es propia de personas que tienen miedo a decir la verdad.
6c «la corrección fraterna»: enseñada por Cristo (cfr. Mt 18, 15), en el Opus Dei se ejercita siguiendo los precisos criterios de prudencia y caridad que aquí indica san Josemaría. Es una advertencia afectuosa a otra persona, realizada a solas y con la máxima delicadeza, después de recibir la autorización del director competente, para corregir un hábito o una falta externa o progresar en una virtud. El fundador la consideraba una manifestación de verdadera preocupación por el progreso espiritual y humano de los demás, una muestra del cariño auténtico que debe existir entre los fieles del Opus Dei. Insistía en que no se dejara de practicar nunca, especialmente para ayudar a los que tienen misión de gobierno.
6d Hay un refrán que advierte: el que dice las verdades, pierde las amistades. En el Opus Dei es al revés. Aquí la verdad se dice, por motivos de cariño, a solas, a la cara; y todos nos sentimos tan felices y seguros, con las espaldas bien guardadas. No toleréis nunca la menor murmuración, y mucho menos si es contra algún Director.
6e Caridad, hijos, con todas las almas. El Opus Dei no va contra nadie, no es antinada. No podemos ir del brazo con el error, porque podría dar ocasión a que se apoyen en nosotros y lo extiendan; pero con las personas que están equivocadas hay que procurar, por medio de la amistad, que salgan del error; hay que tratarlas con cariño, con alegría.
6f «Iterum dico: gaudete!». Estad siempre alegres, hijos míos. He llenado estos edificios con palabras de la Escritura en las que se recomienda la alegría. «Servite Domino in laetitia» (Ps. XCIX, 2); servid al Señor con alegría. ¿Vosotros creéis que en la vida se agradece un servicio prestado de mala gana? No. Sería mejor que no se hiciera. ¿Y nosotros vamos a servir al Señor con mala cara? No. Le vamos a servir con alegría, a pesar de nuestras miserias, que ya las quitaremos con la gracia de Dios.
6f Ps. XCIX, 2 ] Ps. XVI, 2 EdcS,27.
6g Sed obedientes. Para obedecer, es preciso escuchar lo que nos dicen. ¡Si vierais qué pena da mandar a almas buenas que no saben obedecer...! Quizá es una persona encantadora, muy santa, pero llega el momento de obedecer, ¡y no! ¿Por qué? Porque a veces hay quienes tienen el defecto casi físico de no escuchar; tienen tan buena voluntad, que mientras escuchan, están pensando en el modo de hacerlo de otra manera, en cómo desobedecer. No, hijos; se exponen las posibilidades contrarias, si las hay; se dicen las cosas con claridad, y después se obedece, estando dispuestos a seguir rendidamente la solución opuesta a nuestro consejo.
6h Obedientes y objetivos. ¿Cómo podréis informar vosotros -que no sois soldados rasos, sino capitanes del ejército de Cristo, y por tanto habéis de informar objetivamente a vuestros Directores de lo que pasa en vuestro sector- si no sois objetivos? ¿Sabéis lo que le ocurre a un general que recibe treinta, cincuenta, cien informes falsos? Que pierde la batalla. Cristo no pierde batallas, pero se entorpece la eficacia de nuestra labor, y el trabajo no rinde todo lo que debería rendir.
6h «capitanes del ejército de Cristo»: da por supuesto que todos los que le escuchan tendrán, de una forma u otra, encargos y funciones de formación, e incluso puestos directivos en labores del Opus Dei, de ahí que los llame «capitanes», es decir, personas con mayor responsabilidad, a quienes se pide una especial objetividad en su colaboración con la actividad de dirección. El uso del término “capitanes” no connota superioridad en lo espiritual, sino diversidad de funciones.
6i Hijos míos, ya van casi cuarenta minutos de meditación. No me gusta saltar el parapeto -ya que hablamos en términos militares- de los treinta; de los cuarenta, nunca. Habéis visto cuántas cosas debéis aprender y practicar, para enseñárselas a vuestros hermanos. Llenaos de deseos de formaros. Y, si no tenéis deseos, os aconsejo que tengáis deseos de tener deseos: eso ya es algo... Deseos de entrega, de formación, de santidad, de ser muy eficaces: ahora, después y siempre.