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San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
1ª. VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS (21/XI/1954) (5 de 7)
4c La Obra se está extendiendo por el mundo de una manera prodigiosa. ¡Señor, estoy confundido! No es fácil, no se recuerda un caso en el que quienes comenzaron a trabajar en una obra tuya hayan visto, aquí en la tierra, tantas maravillas como yo estoy viendo: en extensión, en número, en calidad.
4d Nos hacen falta sacerdotes para el proselitismo. Porque aunque la gran labor la hacen los seglares, llega el momento del muro sacramental, y si hubiera que acudir a clérigos que no tienen nuestro espíritu -unos porque no sabrían, otros porque no querrían- se entorpecería toda la labor.
4d «proselitismo»: este término, que se ha usado durante siglos como sinónimo de cristianizar, evangelizar o de llevar a cabo una acción misionera, tiene un significado preciso en san Josemaría, inspirado en el Evangelio y en la Tradición de la Iglesia: contagiar y provocar en los demás el amor a Jesucristo y los deseos de entregarse en su servicio. A causa de su evolución semántica, hoy día tiende a identificarse cada vez más el proselitismo con la conquista agresiva de adeptos para una causa, pero en el Autor no tiene este sentido; es más, en diversos momentos subraya el delicado respeto a la libertad que debe acompañar la acción evangelizadora. Sobre la acepción de proselitismo en san Josemaría ver Camino, ed. crít.-hist., p. 786 y ss.; Javier LÓPEZ DÍAZ, “Proselitismo”, en DSJEB, pp. 1029-1033.
«muro sacramental»-, expresión gráfica para significar que los sacerdotes son necesarios para confesar y celebrar la Eucaristía y de esa forma hacer llegar a los fieles la gracia sacramental, sin la que no es posible la vida sobrenatural y el crecimiento espiritual.
«acudir a clérigos»: san Josemaría tuvo algunas malas experiencias al respecto en los primeros tiempos, con los sacerdotes a los que acudían los miembros del Opus Dei para confesarse y que a veces, no conociendo bien el espíritu del Opus Dei, les desorientaban con sus consejos. Vid. AVPIII, pp. 661 y ss.
4e Hacen falta sacerdotes también para el gobierno de la Obra: pocos, porque los cargos locales están en manos de mis hijos seglares, y dos tercios de los cargos del Consejo General y de las Comisiones Regionales, lo mismo; el resto serán sacerdotes que hayan trabajado mucho, que conozcan el tejemaneje de nuestra labor en todo el mundo. Llegará un momento en que los hermanos vuestros, que van a comenzar la labor en muchos sitios, vuelvan a recogerse y formen esos grupos directivos que, con su santidad personal y su experiencia, lleven con mucho garbo las riendas del gobierno.
4f Hacen falta sacerdotes como instrumentos de unidad. Luego el sacerdote debe poner un cuidado particular en no hacer capillitas... ¡Hay que despegarse de las almas! Yo no tenía quien me lo enseñara -no he tenido un Padre como vosotros-, era el Señor quien me indicaba que evitase siempre la cosa personal, aun antes de saber lo que Dios quería de mí. A las gentes que venían a mi confesonario, a veces les aconsejaba: vete a otro sacerdote; hoy no te confieso. Lo hacía para que se ventilaran, para que no se apegasen, para que no acudieran al sacramento por un motivo de afecto a la criatura, sino por motivos divinos, sobrenaturales: por amor de Dios.
4f «hacer capillitas»-. significa crear grupos de gente muy adicta a la propia persona, algo que san Josemaría quería evitar en la labor apostólica en general y especialmente en el caso de los sacerdotes. Ver el comentario al n. 963 de Camino, ed. crít.-hist.
5a Hijo, no pienses nunca en ti. Huye de la soberbia de imaginar que eres eso que en mi tierra llaman el palico de la gaita. Cuando no te acuerdes de ti, entonces haces buena labor. No podemos creernos el centro, de modo que pensemos que todo debe girar alrededor de nosotros. Y lo peor es que, si caes en este defecto, cuando te digan que eres soberbio, no te lo creerás; porque mientras el humilde se cree soberbio, el soberbio se cree humilde.
5a «palico de la gaita»-, se refiere a quien busca llamar la atención de los demás, estar a la vista de todos.