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7 mayo 2025

En diálogo con el Señor (1ª parte)

San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)

6ª. EN UN 2 DE OCTUBRE (2/X/1962) (2 de 4)
2f Hemos de sonreír siempre. Hemos de sonreír en medio de la dureza de algunas circunstancias, repitiendo al Señor: gratias tibi, Deus, gratias tibi! Aprovechad estos momentos de vuestra oración para recorrer el mundo, para ver cómo van las cosas. Es preciso que vivamos la caridad, que impulsemos las labores, que formemos a la gente. Recorred -os decía- todas las Regiones del mundo. Deteneos especialmente en aquella que debe estar más en vuestro corazón; deteneos con hacimiento de gracias, poniendo en actividad, con vuestra oración, a los Santos Ángeles Custodios.
2f «Deteneos especialmente en aquella que debe estar más en vuestro corazón»-, está hablando a quienes vivían y trabajaban junto a él en el gobierno central de la Obra, en Roma, procedentes de diversos países, llamados a tener un conocimiento más vivo de la realidad del Opus Dei en aquellas regiones a las que estaban más vinculados, por motivos de gobierno o de procedencia. En las transcripciones originales se lee: «Recorred —os decía-, con ese conocimiento que tenéis, todas las Regiones del mundo. Deteneos especialmente en aquella que una vez os interesó más, que debe estar más en vuestro corazón —porque habéis estado allí, porque habéis comenzado allí, porque habéis comenzado la Obra allí-; deteneos allí con hacimiento de gracias», m621002-A. También en las transcripciones se lee una consideración sobre la situación de la Obra en esos países, destinada a infundir aliento en los directores que le escuchan: «Yo os aseguro que en el sitio donde van peor, van bien. Yo comparo con mis comienzos. Van bien. Es necesario que tengamos pulso, que tengamos caridad, que formemos a la gente», m621002-A.
3a Llevará la fecha de hoy un aviso disponiendo que, en el despacho de los Directores locales, haya una representación del Ángel Custodio con las palabras de la Escritura: «Deus meus misit angelum suum». Es una Costumbre que tiene por objeto meter, en el corazón de todos los que gobiernan, y en el de mis hijos todos, una devoción práctica, real y constante, al Ángel Custodio de la Obra, y al de cada Centro, y al de cada uno.
3a «un aviso»: se trata de un escrito dirigido a las diversas regiones, fechado el 2-X-1962. Ahí se leen, casi a la letra, las palabras del fundador en esta meditación: «Con esta costumbre que ahora os señalo, deseo aumentar en el corazón de todos los hijos míos que gobiernan, una devoción práctica, real, constante al Ángel Custodio de la Obra y al de cada casa y de cada uno» (AGP, serie E.1.3, 5038b).
3b «Deus meus misit angelum suum». Siento necesidad de explicároslo. Por años he experimentado la ayuda constante, inmediata, del Ángel Custodio, hasta en detalles materiales pequeñísimos. El trato y la devoción a los Santos Ángeles Custodios está en la entraña de nuestra labor, es manifestación concreta de la misión sobrenatural de la Obra de Dios. Gratias tibi, Deus; gratias tibi, Sancta Maria Mater nostra! Y gracias a los Ángeles Custodios: defendite nos in proelio, Sancti Angeli Custodes nostri!
3c Padre, ¿realmente comenzó la Obra el 2 de octubre de 1928? Sí, hijo mío, se comenzó el día 2 de octubre de 1928. Desde ese momento no tuve ya tranquilidad alguna, y empecé a trabajar, de mala gana, porque me resistía a meterme a fundar nada; pero comencé a trabajar, a moverme, a hacer: a poner los fundamentos.
3d Me puse a trabajar, y no era fácil: se escapaban las almas como se escapan las anguilas en el agua. Además, había la incomprensión más brutal: porque lo que hoy ya es doctrina corriente en el mundo, entonces no lo era. Y si alguno afirma lo contrario, desconoce la verdad.
3e Tenía yo veintiséis años —repito—, la gracia de Dios y buen humor: nada más. Pero así como los hombres escribimos con la pluma, el Señor escribe con la pata de la mesa, para que se vea que es Él el que escribe: eso es lo increíble, eso es lo maravilloso. Había que crear toda la doctrina teológica y ascética, y toda la doctrina jurídica. Me encontré con una solución de continuidad de siglos: no había nada. La Obra entera, a los ojos humanos, era un disparatón. Por eso, algunos decían que yo estaba loco y que era un hereje, y tantas cosas más.

3e «con la pata de la mesa»: frase de sabor proverbial, con la que el Autor explica la desproporción que existe entre los instrumentos humanos que Dios utiliza y los resultados que con ellos obtiene, como enseña san Pablo: «Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios y Dios eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes; escogió Dios a lo vil, a lo despreciable del mundo, a lo que no es nada, para destruir lo que es, de manera que ningún mortal pueda gloriarse ante Dios» (1 Cor 1, 27-28). San Josemaría la utilizó en otras ocasiones (cfr. Amigos de Dios, n. 117), para referirse al protagonismo de Dios en el desarrollo del Opus Dei y para confesar un sentimiento de propia indignidad como fundador.