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CAMPO DE GUINIM
[En los pastos de Ana dan una borriquilla a los viajeros. Ana y María Cleofás se vuelven. La Sagrada Familia para en una finca de Lázaro cerca de la ciudad de Guinim. El administrador intima con ellos.]
[Miércoles 14 de noviembre:]
Hoy por la mañana vi a los santos viajeros en una campiña, llamada de Guinim, a seis horas de Nazaret, donde antes de ayer se apareció el ángel a San José.
[Ana Catalina dijo:]
Este campo de Guinim, de varias horas de largo, tiene forma de pera. Hay otro campo llamado Guimmi más cerca de Nazaret, en una aldea de pastores que está muy alta, Guimmi o Guimchi, donde Jesús estuvo enseñando a los pastores del 7 al 9 de septiembre anteriores a su bautismo; los leprosos se habían escondido en sus casas. También curó allí a la posadera con hidropesía y los fariseos le insultaron.
Por el otro lado, al Suroeste de Nazaret y todavía más lejos, al lado de allá del arroyo Kisón, hay un poblado de leprosos, cabañas ruinosas en torno a un estanque que forma allí un afluente del Kisón. Jesús estuvo curando allí el 30 de septiembre anterior al bautismo.
El campo de Guinim por el que la Sagrada Familia ha viajado hoy está separado del otro campo de Guimmi por un arroyuelo o una rambla seca. Los nombres son tan parecidos que puedo haberlos trastocado fácilmente.
Ana tenía allí una dehesa adonde los criados fueron a buscar la borriquilla de un año que iba a llevar José. La burrita corría unas veces delante de la comitiva y otras detrás.
Allí, Ana y María Cleofás se despidieron conmovedoramente de los santos viajeros y se volvieron a casa con los criados.
La Sagrada Familia siguió su camino subiendo al Monte Guilboá. Seguían a la borriquilla, que siempre se colaba por atajos solitarios, y no atravesaron ningún pueblo. Los vi entrar en una finca de Lázaro que está puesta en una altura, no lejos de la ciudad de Guinim, hacia la parte de Samaria.
El encargado los acogió amistosamente pues los conocía de otro viaje; su familia era íntima de Lázaro. Había allí avenidas y hermosos frutales; la casa estaba tan alta que desde la azotea se divisaba un panorama muy amplio. Lázaro la había heredado de su padre y Jesús se alojó allí muchas veces durante su predicación y estuvo enseñando en aquella comarca.
El encargado y su mujer charlaron amistosamente con la Santísima Virgen y se asombraron de que hubiera querido emprender un viaje tan largo en su estado cuando hubiera podido tenerlo todo tan a gusto en casa de Ana, su madre.
VIAJE NOCTURNO
[Descanso en el Terebinto de Abraham. María tiene frío. Vanas esperanzas de José. Como muestra el camino la borriquilla.]
[Noche del jueves 15 al viernes 16 de noviembre:]
Unas horas más allá del lugar anterior, la Sagrada Familia pasó de noche por un frío valle camino de una montaña. Era como si hubiera caído escarcha; se veía que la Santísima Virgen tenía frío y dijo a San José:
—Tenemos que descansar; no puedo seguir más.
Apenas dijo esto, la borriquilla que los acompañaba se paró debajo de un gran terebinto añoso que había por allí, cerca del cual había una fuente. Se detuvieron al pie del árbol; José extendió unas mantas para que se sentara la Santísima Virgen, la ayudó a bajar del asno y ella se sentó apoyada en el árbol, en cuyas ramas José colgó el farol que llevaba consigo, tal como he visto hacer muchas veces en este país a la gente que viaja de noche.
La Santísima Virgen rogó fervientemente a Dios que no la permitiese sufrir daño por el frío. Entonces de repente la traspasó un calor tan intenso que tendió sus manos a José para que calentase las suyas.
Aquí se repusieron un poco con panecillos y frutas que llevaban y bebieron agua de la fuente cercana, mezclada con bálsamo que José llevaba en una jarrita.
José estuvo dando mucho consuelo a la Santísima Virgen. ¡Es tan bueno! ¡Le duele tanto que el viaje sea tan penoso! Cuando María se quejó de frío, la habló del buen alojamiento que esperaba encontrar para ella en Belén; sabía de una casa de gente muy buena donde encontrarían un sitio cómodo por poco dinero; más valía pagar algo que no tener dónde alojarse. En general, alabó Belén y la consoló cuanto pudo.
A mí esto me inquietaba porque sabía lo distintas que serían las cosas. También fueron así para aquel santo las esperanzas humanas.
Hasta ese momento, en su viaje habían pasado dos riachuelos, uno de ellos por una pasarela que estaba alta; los dos burros los vadearon ambos. La borriquilla que corría suelta correteaba en torno a los viajeros de una forma extraña; por caminos cerrados o entre montañas, donde no podían equivocarse, corría unas veces delante y otras detrás, pero donde el camino se dividía, siempre reaparecía y tiraba por el camino justo, y donde tenían que descansar se quedaba quieta como aquí en el terebinto. Ya no sé si pasaron la noche bajo el árbol o si aún tuvieron que llegar a otro albergue.
Este terebinto era un árbol sagrado y muy viejo del bosque de Moreh cerca de Siquem. Cuando Abraham vino a la tierra de Canaán, tuvo aquí una aparición del Señor que le prometió esta tierra para sus descendientes, y Abraham erigió un altar debajo del terebinto. Antes de que Jacob fuera a Bethel a ofrendar al Señor, enterró al pie del terebinto los ídolos de Labán y las joyas que llevaba consigo su familia. Josué instaló bajo el terebinto el tabernáculo donde estuvo el Arca de la Alianza y mandó al pueblo reunido en torno al árbol que renunciase a sus ídolos. También aquí los siquemitas saludaron por rey a Abimelec, hijo de Gedeón.
[Rechazados en un cortijo, se alojan en un cobertizo abierto dos horas al Sur del terebinto. La mujer del labrador les trae comida. Después de una hora monte arriba llegan a pasar el sabbat a un gran albergue. Se alojan en un cobertizo y José celebra el sabbat.]
[Viernes 16 de noviembre:]
Hoy vi que la Sagrada Familia llegó a una gran casa de labor, a unas dos horas al Sur del árbol. El ama estaba ausente y el hombre rechazó a San José diciéndole que siguiera más allá. Cuando siguieron otro trecho más, encontraron que la borriquilla corría a una cabaña de pastores vacía, a la que se dirigieron. Algunos pastores que estaban ocupados desbrozando estuvieron muy cordiales con ellos y les dieron paja y hatillos de juncos y leña menuda para encender la lumbre. Los pastores fueron también a la casa donde los habían rechazado y contaron a la señora de la casa, que ya había vuelto, lo bueno y cariñoso que era San José y lo bonita y maravillosamente santa que era su mujer; así que la mujer regañó al marido por haber rechazado a tan buena gente y se fue enseguida adonde había parado la Sagrada Familia, entró tímidamente y regresó enseguida a su casa a traerles algo de comer.
El sitio donde estaban ahora era la ladera septentrional de un monte que está poco más o menos entre Zebez y Samaria. Cerca de aquí, a Oriente y más allá del Jordán, está Succoz, y algo más al Sur y también del lado de allá está Ainón, y de este lado, Salim. Desde aquí puede haber a Nazaret sus buenas doce horas.
Al cabo de un rato llegó la mujer con dos niños y algunas provisiones adonde estaba la Sagrada Familia. Estaba conmovida y se disculpó amistosamente, y después que tomaron un bocado y descansaron, llegó también el marido a pedir perdón a José por haberle rechazado. También le aconsejó que siguieran una hora más monte arriba para llegar a un buen albergue antes que empezase el sabbat, y donde podrían pasarlo.
Entonces se pusieron en marcha y después que hicieron como una hora más de camino cuesta arriba, llegaron a un albergue con bastante buen aspecto consistente en varios edificios y un jardín de recreo rodeado de árboles, así como matas de bálsamo en espalderas. Este albergue todavía estaba en la ladera Norte.
La Virgen se apeó; José llevaba el burro. Se acercaron a la casa y cuando asomó el patrón, José le pidió posada, pero aquél se excusó porque tenía la casa llena de gente. También salió la posadera y cuando la Santísima Virgen se la acercó y la pidió alojamiento tan humilde y entrañablemente, la mujer quedó sobrecogida de emoción y el posadero tampoco pudo oponerse. Les hizo un sitio cómodo en una cabaña cercana e instaló al burro en un establo. La borriquilla no estaba aquí sino que corría libremente por aquellos parajes; siempre estaba ausente a menos que tuviera que señalar el camino.
José preparó allí su lámpara del sabbat y allí estuvieron rezando el sabbat la Santísima Virgen y él, devotos y conmovedores; comieron también unos bocados y luego descansaron sobre los colchones extendidos.