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Yo contemplaba a estas benditas almas que sufren por Amor, que están todas inundadas por Dios y que le son todas fieles. Las veía, no en una jerarquía, sino en un orden y una unidad incomparables; no había entre ellas ni superiores ni inferiores, pues todas estaban sometidas con una gran alegría y un vivo dolor al Amor de Dios y a Su Pura Voluntad. Mi Ángel me dijo entonces:
Las almas del Purgatorio
se encuentran a la vez en un fuego y en una luz;
quemadas por el fuego del Amor,
se entregan al Amor,
viven este don del Amor
en una grandísima caridad mutua.
Ellas rezan porque la oración
es la expresión perfecta del Amor,
rezan unas por otras, rezan por vosotros,
por su bienhechores.
Su oración está ordenada
a la sola glorificación de Dios y su amor,
y no a sus propias necesidades.
No rezan para ser liberadas del Purgatorio,
sino para que Dios sea glorificado por su liberación. No rezan por la conversión de los pecadores de la tierra ni por la santificación de las almas, sino para que Dios sea glorificado en estas conversiones y santificación. No hay que perder nunca de vista que las almas del Purgatorio no tienen ningún interés en ellas mismas ni en lo creado; sólo en Dios: su mirada está unida, purificada en Dios, y en El y por El se les permite a veces contemplar el resto...
El Ángel precisó esta enseñanza aclarándome sobre las maravillas del Amor divino:
El Amor es uno. La caridad no es más que
el ejercicio, por parte de los hombres,
del Amor de Dios que se derrama en ellos,
que se entrega a ellos, que los ilumina.
De esta gran realidad muchas veces
no estáis seguros;
pero las almas del Purgatorio,
que tienen grandes conocimientos,
lo saben muy bien:
os aman perfectamente,
y se quieren verdaderamente entre ellas
porque aman únicamente a Dios.
Ellas os aman en Dios y por Dios.
Este es el verdadero amor:
sencillo, desinteresado, puro, verdadero, y al encontrarse en esta percepción perfecta del Amor,
son agradecidas con los que piden por ellas y los que les traen consuelos. No olvides jamás que el amor del prójimo proviene del Amor de Dios. Pero a menudo los hombres se inventan expresiones del amor, y desfiguran el don de Dios apropiándoselo. Mas sólo Dios es la fuente de todo amor, porque El es Amor.