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2 abril 2024

Comentario al Salmo II: María Luisa Couto-Soares. El Salmo 2. Rey de reyes, Señor de señores. Ed. Palabra, FMC 464

Arrepentidos y felices

Del sentimiento íntimo y profundo de nuestra fi­liación divina y del amor sin medida de nuestro Pa­dre Dios, nace un «temor santo, un temor filial», que se traduce en el respeto vivo e intenso por la gran­deza y majestad de Dios. Este sentido de la grande­za de Dios, en contraste con nuestra pequeñez de criaturas hechas de la-nada, nos lleva a una profun­da adoración, a una rendición incondicional de la criatura delante de su Creador. Es este «temor filial» que nos lleva a detestar el pecado, porque nos hace ver con una extrema lucidez la tremenda ofensa a Dios: "Timor Domini sanctus "_-Santo es el temor de Dios. -Temor que es veneración del hijo para con su Padre, nunca temor servil, porque tu Padre-Dios no es un tirano» (Camino, n. 435).

Este es el único mal que debemos temer en este mundo: la ofensa a Dios. Por eso el cristiano auténtico debe vivir en continua vigilancia, con el alma en «carne viva», con una sensibilidad aguda para detec­tar todo lo que, dentro de sí mismo, en su vida, en su comportamiento pueda desagradar a Dios! Esta vigilancia le lleva a huir y evitar situaciones ambi­guas, indiferentismos, neutralidades, que deforman y ciegan la conciencia y muchas veces la anestesian, como escribe el Papa Juan Pablo II. Son situaciones peligrosas de aflojamiento interior, de anemia espi­ritual, de falta de capacidad de reacción:

«Me duele ver el peligro de tibieza en que te en­cuentras cuando no te veo ir seriamente a la perfec­ción dentro de tu estado.

-Di conmigo: ¡no quiero tibieza!: "confige timo­re tuo carnes meas!" -¡dame, Dios mío, un temor fi­lial, que me haga reaccionar!» (Camino, n. 326).

La reacción es una humildad constante, un es­píritu contrito que nos lleva a servir al Señor con te­mor, y ensalzarle con temblor santo (Ps 2; 11). De este modo viviremos, no preocupados, ni angustiados, sino felices, con una felicidad que nada ni nadie nos podrá robar.