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17 febrero 2024

Santa Ana Catalina Emmerick. La vida oculta de la Virgen María.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Vi surgir desde abajo una iglesia, casi de la forma en que se me aparece siempre la Iglesia Universal cuando no la veo como edificio concreto de un lugar, sino como la Santa Iglesia Católica en general, solo que ésta tiene la torre encima de la entrada, cosa que la iglesia que subía de abajo no tenía. Esta iglesia que venía de lo profundo era muy grande, pero falsa. Los ángeles la empujaron a un lado y se quedó torcida. Vi aparecer una gran concha que tenía una boquilla en un costado y quería entrar en la falsa iglesia, pero también la empujaron a un lado.

Acto seguido vi que los ángeles prepararon un cáliz que tenía la forma del cáliz de la Última Cena y que entró en la torre donde había entrado la doncella.

Entonces vi aparecer una torre o construcción chata con muchos portales, y vi entrar por ellos muchas huestes entre las cuales reconocí figuras como Abraham y los hijos de Israel. Pienso que significaba la esclavitud en Egipto.

Vi alzarse una torre redonda y escalonada que también estaba relacionada con Egipto, y que los ángeles también la empujaron y se quedó torcida. Vi levantarse un templo egipcio que se parecía a aquel en cuyo tejado vi que los sacerdotes idólatras egipcios sujetaron la imagen de una doncella alada cuando el mensajero de Elías les anunció la prefiguración de la Santísima Virgen que este profeta había visto en el Carmelo, de la cual hablaré más tarde. Este templo fue empujado y se quedó inclinado.

Entre los coros de ángeles, vi brotar a la derecha de la torre santa una rama que se convirtió en todo un árbol genealógico de figuritas masculinas y femeninas que se daban la mano. El árbol genealógico terminaba con la aparición de un pesebrito con un niño acostado, de la forma en que he visto representar el pesebre en casa de los Reyes Magos. A continuación vi aparecer una iglesia grande y magnífica5.

La concatenación y transición de todos estos cuadros era maravillosa, y en conjunto, la visión era indescriptiblemente rica y significativa. Incluso las apariciones adversas, falsas y malignas de torres, cálices e iglesias que los ángeles echaron fuera, tenían que servir a la Salvación.

[Mientras contaba estos fragmentos, Ana Catalina volvía siempre a la inefable alegría de los ángeles. En conjunto, estos retazos no tenían un auténtico final, sino que parecían una serie de símbolos de la Historia de la Salvación. Sobre esto dijo Ana Catalina:]

Primero he visto la obra de la Salvación prefigurada entre los coros de los ángeles, y luego en una serie de escenas desde Adán hasta la cautividad de Babilonia.

Vi en Egipto, en épocas muy tempranas, un acontecimiento referido a una prefiguración de la Santísima Virgen; tiene que haber sido mucho antes de Elías, en cuya época ya he visto allí algo que contaré después.

En Egipto, mucho más lejos de la Tierra Prometida que On o Heliópolis, vi un lugar en el que había un ídolo en una isla. La cabeza de este ídolo no era enteramente humana ni de buey y tenía tres cuernos, uno de ellos en medio de la frente. La imagen estaba hueca y tenía agujeros en el cuerpo donde se quemaban las víctimas como en un horno. Sus pies eran como garras. Tenía en la mano una flor que sale del agua como un lirio y que se abre y cierra según el sol. En la otra mano, el ídolo llevaba también una planta con espigas de granos muy gruesos, que creo que crecían también en el agua aunque ya no lo sé seguro. Habían construido el templo a este ídolo después de una gran victoria, querían consagrarlo y todo estaba preparado para el sacrificio. Pero cuando se acercaron al ídolo por encima del agua, vi un acontecimiento maravilloso.

Vi en el ídolo una aparición gris y oscura, sobre la que bajó del cielo un ángel grande como el que se apareció en el Apocalipsis al evangelista San Juan. El ángel pinchó con su vara en la espalda a la figura oscura, el demonio se retorció y se vio obligado a hablar a través del ídolo para decir que no consagraran el templo en su honor, sino en el de una doncella que aparecería sobre la Tierra y a la que debían agradecer esta victoria. Ya no sé exactamente los detalles.

Vi que esta gente erigió en el nuevo templo una imagen de una doncella volando, y la llevaron junto a la pared. La doncella se inclinaba volando sobre una barquilla donde estaba acostado un niño fajado en pañales, y la barquilla estaba encima de una columnita rizada por arriba como un árbol. La doncella tenía extendidas las dos manos y de una de ellas colgaba una balanza. A su lado, en la pared, dos figuras ponían algo en los platillos de la balanza. La barquilla donde estaba acostado el niño era igual que aquella donde dejaron a Moisés en la corriente del Nilo, solo que abierta por arriba, mientras que la de Moisés estaba tapada por arriba, salvo una pequeña abertura.

Elías ve una prefiguración de la Santísima Virgen

Vi toda la Tierra Prometida marchita, seca y sin agua, y a Elías que subía al Carmelo con dos servidores a implorar la lluvia a Dios. Subieron primero a una alta loma, luego unas ásperas escaleras de piedra hasta una terraza y luego otra vez muchos escalones de roca hasta llegar a una gran superficie en la que había una colina rocosa donde se encontraba una cueva. Elías subió los escalones hasta la cueva de la colina rocosa, dejó los criados al borde de la gran superficie y les ordenó que miraran al Mar de Galilea, que parecía grisáceo y estaba casi completamente seco, lleno de agujeros y cuevas, pantanos y animales en descomposición.

Elías se sentó acurrucado en el suelo, hundió la cabeza entre las rodillas, se cubrió, rezó vehementemente a Dios y gritó siete veces a los criados si veían levantarse una nube en el lago. Al séptimo grito vi levantarse la nube; los criados lo anunciaron a Elías, y éste los envió enseguida al rey Ajab.

Vi formarse un pequeño torbellino blanco en el centro del lago, del que se levantó una nubecita negra como un puño que se abrió y ensanchó. Justo al principio, vi en esta nubecilla una figurita reluciente como una doncella; y también Elías la divisó en la nube que se ensanchaba. La cabeza de la doncella estaba rodeada de rayos, abría sus brazos como en cruz y de una de sus manos colgaba una guirnalda de victoria. Su largo traje estaba como recogido bajo sus pies. Dentro de la nube que se ensanchaba, la doncella parecía extenderse sobre todo el país.

Vi como si esta nube se repartiera y dejara caer blancos remolinos sobre comarcas concretas, santas o santificadas donde vivía gente piadosa y que imploraba la Salvación. Los remolinos tenían los bordes irisados y en su centro se reunía la bendición como una perla en su madreperla. Se me aclaró que esto era una prefiguración, y que en estos lugares bendecidos donde la nube había dejado caer remolinos blancos, realmente salieron colaboraciones para que apareciera la Santísima Virgen6.

En sueño profético vi que mientras subía la nube Elías supo cuatro misterios relacionados con la Santísima Virgen, pero en mi penoso estado desgraciadamente he olvidado los detalles, como tantísimas cosas. Entre otras cosas, Elías supo que María nacería en la séptima edad del mundo, y por eso tuvo que llamar siete veces a su criado.

Elías vio también de qué linaje procedería; vio a un lado del país un árbol genealógico bajo pero muy ancho, y en el lado opuesto divisó árbol genealógico muy alto, ancho en las raíces, que adelgazaba en la copa y la hundía dentro del primer árbol.

Elías lo entendió todo y de ese modo entendió cuatro misterios de la futura Madre del Salvador.

A continuación contemplé que Elías ensanchó la cueva sobre la cual había estado rezando. Puso más orden entre los Hijos de los Profetas, de los cuales siempre hubo algunos en esa cueva implorando la llegada de la Santísima Virgen y venerando su futuro ya antes de que naciera.

Esta devoción a la Santísima Virgen prosiguió aquí ininterrumpidamente; todavía la tenían los esenios cuando María ya andaba por la Tierra y más tarde la han mantenido hasta nuestros días los ermitaños de los que finalmente salieron los monjes carmelitas.