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4 diciembre 2024

En diálogo con el Señor (1ª parte)

San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
1ª. VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS (21/XI/1954)
(1 de 7)

1a «Emitte lucem tuam et veritatem tuam», envía, Señor, tu luz y tu verdad.
1b Hijos míos, seguir a Cristo —«venite post me et faciam vos fieri piscatores hominum» - es nuestra vocación. Y seguirle tan de cerca que vivamos con El, como los primeros Doce; tan de cerca que nos identifiquemos con El, que vivamos su Vida, hasta que llegue el momento, cuando no hemos puesto obstáculos, en el que podamos decir con San Pablo: «No vivo yo, sino que Cristo vive en mí»
1b «seguir a Cristo ... es nuestra vocación»: no hay una definición más clara y profunda de lo esencial de la vocación cristiana y de la concreción de esa única vocación que es la llamada al Opus Dei. Pero no es un mero “seguir” de lejos sino un “vivir” con Cristo, «que vivamos su Vida», que acaba en la cristificación transformante del discípulo, de la que habla san Pablo. Con pocas diferencias, este texto aparece también en la homilía Hacia la santidad-. «Seguir a Cristo: éste es el secreto. Acompañarle tan de cerca, que vivamos con El, como aquellos primeros doce; tan de cerca, que con Él nos identifiquemos», Amigos de Dios, n. 299.
1c ¡Qué alegría tan grande sentirse metidos en Dios! ¡Endiosados! Y al mismo tiempo, ¡qué gozo también notar toda la pequeñez, toda la miseria, toda la debilidad de nuestra pobre naturaleza terrena, con sus flaquezas y con sus defectos! Por eso, cuando Cristo nos habla con parábolas, como a los primeros, muchas veces no le entendemos, y hemos de hacer nuestro el ruego de los Apóstoles: «Edissere nobis parabolam!»; Señor, explícanos la parábola.
2a Cuando haces oración, mi hijo -no me refiero ahora a esa oración continuada, que abarca el día entero, sino a los dos ratos que dedicamos exclusivamente a tratar con Dios, bien recogidos de todo lo exterior—, cuando empiezas esa meditación, frecuentemente -dependerá de muchas circunstancias— te representas la escena o el misterio que deseas contemplar; después aplicas el entendimiento, y buscas enseguida un diálogo lleno de afectos de amor y de dolor, de acciones de gracias y de deseos de mejora. Por ese camino debes llegar a una oración de quietud, en la que es el Señor quien habla, y tú has de escuchar lo que Dios te diga. ¡Cómo se notan entonces esas mociones interiores y esas reconvenciones, que llenan de ardor el alma!
2a «los dos ratos que dedicamos»: de ordinario, los miembros del Opus Dei reservan dos momentos a la oración mental, cada día: uno por la mañana y otro por la tarde, generalmente de media hora cada uno.
2b Para facilitar la oración, conviene materializar hasta lo más espiritual, acudir a la parábola: la enseñanza es divina. La doctrina ha de llegar a nuestra inteligencia y a nuestro corazón, por los sentidos: ahora no te extrañará que yo sea tan aficionado a hablaros de barcas y de mares.
2b «de barcas y de mares»: por su conexión con el Evangelio, el tema de las barcas, redes y mares, es constante en la predicación del Autor, como afirma Rodríguez (Camino, ed. crít.-hist., com. al n. 792). El contexto es casi siempre la vida del apóstol cristiano, llamado por Cristo a ser “pescador de hombres”. Ver por ejemplo, Camino, nn. 629, 799, 808 y 978; Surco, n. 377 y cap. 3.°, titulado precisamente “Pescadores de hombres”; Forja, nn. 356, 574; Es Cristo que pasa, nn. 159, 175; Amigos de Dios, nn. 14, 21, 23, 259, 260, 262, 265, 273.
2c Hijos, hemos subido a la barca de Pedro con Cristo, a esta barca de la Iglesia, que tiene una apariencia frágil y desvencijada, pero que ninguna tormenta puede hacer naufragar. Y en la barca de Pedro, tú y yo hemos de pensar despacio, despacio: Señor, ¿a qué he venido yo a esta barca?
2d Esta pregunta tiene un contenido particular para ti, desde el momento en que has subido a la barca, a esta barca del Opus Dei, porque te dio la gana, que a mí me parece la más sobrenatural de las razones. Te amo, Señor, porque me da la gana de amarte: este pobre corazón podría haberlo entregado a una criatura... ¡y no! ¡Lo pongo entero, joven, vibrante, noble, limpio, a tus pies, porque me da la gana!
2d «la más sobrenatural de las razones»: expresión que, como ya hemos dicho, san Josemaría usaba desde hacía muchos años, para expresar la libertad interior que debe reinar en la vida cristiana (ver la introducción a esta meditación). En este pasaje, san Josemaría está hablando a personas que viven el celibato apostólico, como sacerdotes o seglares, la mayoría jóvenes, que se encontraban en Roma para formarse más intensamente junto al fundador y, en su caso, prepararse al sacerdocio. Pero el fondo de su enseñanza es universal: el amor y la perseverancia en la entrega son fruto de una libertad plena, como explica en los siguientes párrafos.