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San Josemaría. En diálogo con el Señor (ed. crítica)
1ª. VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS (21/XI/1954) (3 de 7)
2i ¡Qué hermoso es obedecer! Pero sigamos con la parábola. Ya estamos en esta barca vieja, que lleva veinte siglos navegando sin hundirse; en esta barca de la entrega, de la dedicación al servicio de Dios. Y en esta barca, pobre, humilde, te acuerdas de que tú tienes un avión, que puedes manejar perfectamente, y piensas: ¡qué lejos puedo llegar! ¡Pues, vete, vete a un portaviones, que aquí tu avión no hace falta! Tened esto muy claro: nuestra perseverancia es fruto de nuestra libertad, de nuestra entrega, de nuestro amor, y exige una dedicación completa. Dentro de la barca no se puede hacer lo que nos venga en gana. Si toda la carga que está en sus bodegas se amontona en un mismo punto, la barca se hunde; si todos los marineros abandonan su quehacer concreto, la pobre barquichuela se pierde. Es necesaria la obediencia, y las personas y las cosas deben estar donde se dispone que estén.
2i : la obediencia en el Opus Dei se refiere solo a lo que es misión propia de la prelatura (la búsqueda de la santidad en medio del mundo), mientras que en las demás cuestiones (políticas, culturales, profesionales, etc.) los miembros de la Obra gozan de la misma libertad que los demás fieles católicos.
: como ya hemos dicho, el Autor está utilizando la misma metáfora para designar dos realidades distintas, aunque relacionadas, y en el vivo de su predicación pasa de aludir a la Iglesia a referirse después a la entrega en el Opus Dei.
2j Hijo mío, convéncete de ahora para siempre, convéncete de que salir de la barca es la muerte. Y de que, para estar en la barca, se necesita rendir el juicio. Es necesaria una honda labor de humildad: entregarse, quemarse, hacerse holocausto.
3a Sigamos adelante. Los fines que nos proponemos corporativamente son la santidad y el apostolado. Y para lograr estos fines necesitamos, por encima de todo, una formación. Para nuestra santidad, doctrina; y para el apostolado, doctrina. Y para la doctrina, tiempo, en lugar oportuno, con los medios oportunos. No esperemos unas iluminaciones extraordinarias de Dios, que no tiene por qué concedernos, cuando nos da unos medios humanos concretos: el estudio, el trabajo. Hay que formarse, hay que estudiar. De esta manera, os disponéis a vuestra santidad actual y futura, y al apostolado, cara a los hombres.
3a «en lugar oportuno»: recordemos que se está dirigiendo a personas que se encuentran en un periodo de formación y con un horizonte de servicio -como laicos o mediante el ejercicio del ministerio sacerdotal- al Opus Dei, que en 1954 se encontraba en pleno desarrollo y expansión internacional.
3b ¿No habéis visto cómo preparan la levadura, cómo la tienen encerrada, con unas temperaturas determinadas, para meterla luego en la masa...? Cuento con vosotros como con el motor más potente para mover la labor de todo el mundo. Ninguno de vosotros es ineficaz: todos estáis llenos de eficacia con sólo cumplir las Normas, con sólo estudiar, y trabajar, y obedecer.
3b «el motor más potente»: por la Comunión de los santos, los alumnos del Colegio Romano podían prestar una ayuda muy eficaz al desarrollo del Opus Dei en todo el mundo, santificándose en sus actuales circunstancias, aun sin poder dedicarse a un apostolado directo con sus colegas de profesión.
3c No entiendo casi nada de esas cosas del material atómico, y lo que sé, lo conozco por los periódicos. Pero he visto fotografías, y sé que lo entierran, si es preciso, a muchos metros bajo tierra, que lo recubren con grandes planchas de plomo y lo guardan entre gruesas paredes de cemento. Y sin embargo actúa, y lo llevan de acá para allá, y lo aplican a personas para curar tumores, y lo emplean en otras cosas, y obra de mil modos maravillosos, con una eficacia extraordinaria. Así sois vosotros, hijos míos, cuando estáis dedicados a las labores internas o en esos Centros de formación que tiene la Obra. ¡Más eficaces!, porque tenéis la eficacia de Dios cuando os endiosáis por vuestra entrega, como Cristo, que se anonadó a sí mismo. Y nosotros nos anonadamos, perdemos en apariencia nuestra libertad, haciéndonos libérrimos con la libertad de los hijos de Dios.