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3 cosas que debes saber sobre las almas del Purgatorio
De chica, oía a mi abuelita pedir en Misa por las almas del Purgatorio, y no sabía de qué se trataba. Pensaba que era cosa de viejitas.
Años después averigüé que el alma de quien muere sin la santidad necesaria para entrar al Cielo, pasa por el Purgatorio, donde purifica sus imperfecciones, pecados veniales no confesados y culpas de pecados confesados. Ello no sólo le interesa a las viejitas, ¡es relevante para todos!
Aprovechando que noviembre es el ‘mes de las almas del Purgatorio’, hay 3 cosas que debes saber:
1. Entre ellas tienes seres queridos
Cuando alguien muere, se consuela a los deudos diciendo que su difunto ‘está con Dios’, y sí, está ante Dios, siendo juzgado, pero de allí puede ir al Cielo, al Purgatorio o al Infierno.
Va directo al Cielo quien muere sin pecados ni culpas que expiar. Son pocos.
Al Infierno va quien muere excomulgado o en pecado mortal sin arrepentirse. Ojalá también sean pocos.
La mayoría va al Purgatorio.
Para captar qué es considera esto: si un papá pide a sus dos niños que hagan la tarea y se bañen para ir a una fiesta, y uno lo hace y el otro no, el papá no puede dejar que ambos vayan a la fiesta, no sería justo. Pero como es bueno, da al desobediente la oportunidad de acabar su tarea y bañarse para ir a la fiesta, aunque sea tarde. Algo así es el Purgatorio, nos permite ponernos ‘presentables’ para ir al Cielo.
Y si dices: ‘pero mi difunto era buena gente y Dios es muy Misericordioso’, cabe responderte: para ir al Cielo no basta ser ‘buena gente’, hay que ser santo. Y no todos los que lo parecen lo son. Sólo Dios lo sabe, y como es Misericordioso, permite a almas imperfectas, perfeccionarse para poder ir al Cielo.
2. Puedes ayudarles a salir del Purgatorio
Aunque un pecado sea perdonado, queda una culpa que hay que expiar, sea en esta vida, o en el Purgatorio. En este caso, podemos ayudar a las almas para que terminen pronto esa expiación.
Considera este ejemplo: un niño que tiene prohibido jugar pelota dentro de la casa, juega y rompe la ventana. Pide perdón a su papá y él lo perdona, pero le pide pague el vidrio. Le va descontando algo de lo que le da cada domingo. Su mamá y hermano, compasivos, le cooperan y termina de pagar. Así también nuestra Madre la Iglesia, por los méritos de Jesús, ayuda a las almas a terminar de expiar lo que les falta.
Podemos ganar para ellas la indulgencia plenaria al orar media hora ante el Santísimo; leer media hora la Biblia; rezar el Rosario en comunidad; rezar el viacrucis. Hay que estar en gracia de Dios (confesados), comulgar y orar por las intenciones el Papa.
Decía santa Catarina de Siena que las almas que ayudas a salir del Purgatorio quedan tan agradecidas que se dedican a pedir por ti y cuando mueras te recibirán en el Cielo.
Piensa en esto: si oras por tu ser querido creyendo que está en el Purgatorio, y está en el Cielo, tu oración no se pierde, Dios la aprovechará para algo. Pero si no oras por tu ser querido pensando que está en el Cielo, y está en el Purgatorio, ¡lo privas de tu ayuda!
3. Puedes librarte del Purgatorio
Hay quien ya se resignó a ir al Purgatorio, se conforma con entrar al Cielo, como se dice popularmente: ‘de panzazo’. No es buena idea. En Roma el ‘Museo del Purgatorio’, en la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio, exhibe más de 15 objetos con huellas chamuscadas producidas por almas del Purgatorio que se aparecieron y los tocaron. Ello prueba que son purificadas por un doloroso fuego (ver 1Cor 3, 13-15). ¡Mejor evita ir a dar al Purgatorio!
¿Cómo? Vive buscando darle gusto a Dios en todo, ama, perdona, ayuda a los demás. No te permitas cometer pecado grave y arrepiéntete y pídele perdón por los veniales. Frecuenta la Confesión, no faltes a Misa, comulga, gana por ti, de vez en cuando, la indulgencia plenaria, ora, y deja que la Palabra de Dios te ilumine para vivir de tal manera que en el momento que sea, cuando mueras, y seas, como dice san Juan de la Cruz, examinado en el amor, puedas entregarle excelentes cuentas al Señor.
Dios creó los seres humanos para que disfruten de su Creador viéndole en la Gloria. Sin embargo, nada manchado puede entrar en el Cielo; por lo cual, quienes no sean perfectos deberán purificarse antes de ser admitidos en la presencia de Dios. La Iglesia enseña la existencia del Purgatorio, en donde las almas de los justos que mueren con mancha de pecado se purifican expiando sus faltas antes de ser admitidas en el Cielo. Entre tanto pueden recibir ayuda de los fieles que viven en la tierra.
Almas de los justos son aquellas que en el momento de separarse del cuerpo, por la muerte, se hallan en estado de gracia santificante y por eso tiene derecho a entrar en la Gloria. EL juicio particular les fue favorable paro necesitan quedar plenamente limpias para poder ver a Dios "cara a cara".
"Manchas de pecado" quiere decir el castigo temporal que es debido por los pecados mortales o los veniales, ya perdonados en cuanto a la culpa, pero que en la hora de la muerte no están totalmente libres de castigo correspondiente a la culpa. "Manchas de pecado" puede referirse también a los pecados veniales que, al morir, no habían sido perdonados ni en cuanto a la culpa ni en cuanto a la pena. La Iglesia entiende por Purgatorio el estado o condición bajo el cual los fieles difuntos están sometidos a purificación.
La doctrina de la Iglesia sobre el Purgatorio encuentra fundamento en la Biblia. EL texto de 2 Macabeos 12,46, da por supuesto que existe una purificación después de la muerte. Asimismo, las palabras de nuestro Señor: "El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo ni en el otro" (Mt 12,32). Se llega a semejante conclusión en el texto de 1 Corinitios 3, 11-15.
En la Iglesia católica la práctica de rezar por las benditas almas del Purgatorio está basada sobre la fe en la Comunión de los Santos. Los miembros del Cuerpo Místico pueden ayudarse unos a otros, mientras estén en la tierra y después de la muerte. Si nos fijamos en las oraciones litúrgicas de la Iglesia vemos claramente que se invoca con frecuencia a los Ángeles y a los Santos en favor de la Iglesia sufriente o Purgatorio, pero siempre para que intercedan por ella. Toda persona en estado de gracia puede orar con provecho por las benditas almas; probablemente es necesario, al menos, hallarse en estado de gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.
El Concilio Vaticano Segundo hizo profesión de fe en la Iglesia Sufriente diciendo: "Este Sagrado Concilio recibe con gran piedad la venerable fe de nuestros hermanos que se hallan en gloria celeste o que aún están purificándose después de la muerte".
Aunque no sea doctrina definida, se mantiene como doctrina común que sufrimiento mayor del Purgatorio consiste en la "pena de ausencia", porque las almas están temporalmente privadas de la visión beatifica. Sin embargo, no hay comparación entre este sufrimiento y las penas del Infierno. Es temporal y por eso lleva consigo la esperanza de ver a Dios algún día cara a cara. Las almas lo llevan con paciencia, pues comprenden que la purificación es necesaria. La aceptan generosamente por amor de Dios y con perfecta sumisión a su voluntad.