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29 julio 2024

El Purgatorio. Una revelación particular. Anónimo.

La oración de las almas del Purgatorio

Mi Ángel de la guarda se acercó a mí y dijo con gran gravedad:

Reza mucho por las ánimas del Purgatorio, que rezan tanto por vosotros.

Ellas están muy olvidadas, demasiadas personas olvidan su deber de rezar por esta intención, demasiadas personas se muestran ingratas
.

Con un gesto de la mano, me hizo ver —en una vi­sión interior muy clara— a las benditas almas del Pur­gatorio sumergidas en el gran y constante fuego del Amor infinito. Y he contemplado su oración. Aunque esto me resultaba muy claro, no sé cómo lo percibía. Durante muchos años, no he sabido que las almas del Purgatorio rezan por nosotros, porque esta idea nunca se me había ocurrido: yo creía que ellas padecían su pena sin más. Y sin embargo, su oración, muy intensa, es muy diferente a la nuestra. Es incomparablemente más bella, más verdadera, más rica de armonía y uni­dad, ya que no se mezcla como la nuestra con nada de sensibilidad.

Esta oración de las almas del Purgatorio es como un surgir, una efusión en ellas de la Caridad divina que las reviste enteramente, consumiéndolas de amor. Re­zan a la vez con una gran alegría y un gran dolor, que es su condición misma, su estado, y yo creo que uno no puede tener idea, más que pensando en San Pablo cuando dijo que exultaba de gozo en las tribulaciones y las pruebas. Es muy misterioso, pero es así.

He visto que las benditas ánimas del Purgatorio re­zan constantemente, en una súplica serena y desintere­sada: lo que reciben de este Amor divino que las colma, quieren darlo a los demás, no quieren jamás re­tener nada para ellas mismas porque, de alguna ma­nera, no tienen ningún interés propio, únicamente dar gloria a Dios; y la gloria de Dios es la expansión del Amor infinito en todas las almas, es la expansión del Reino de Dios. Tienen también una extrema com­pasión de sus semejantes que están con ellas, y de todas las personas que han conocido aquí abajo, de todos los miembros de la Iglesia militante cuya salvación eterna desean con ardor, con amor; para que Dios sea glorifi­cado. Ellas rezan por todo esto. Después, el Ángel me habló de lo que dice la liturgia sobre el Purgatorio:

Las benditas almas del Purgatorio están ahí, en constante oración, todo en ellas es oración, porque están completamente entregadas a la Pura Voluntad de Dios. Se unen de manera particular a todas las celebraciones litúrgicas de la tierra, y estas fiestas de la Iglesia marcan para ellas un cierto ritmo,
aunque no conocen ya la medida del tiempo.
La liturgia de las almas del Purgatorio
está fundada sobre la adoración
de la justicia y la santidad de Dios,
y es estrechamente calcada
por las manifestaciones litúrgicas
de la Iglesia militante.
Su oración es una adoración muy pura,
unida a la alabanza de acción de gracias
que ellas elevan constantemente hacia el Altísimo
para su salvación:
ellas celebran las misericordias del Señor.
Rezan unas por otras, pero no por ellas mismas,
ya que están todas arrebatadas
en la Pura Voluntad de Dios
y como olvidándose totalmente de sí mismas.
Pero imploran sin cesar la liberación de los otros,
porque arden de caridad unas por otras
y de celo por la gloria de Dios.
Saben que toda liberación
de una alma del Purgatorio
contribuye a la gloria de Dios,
y esta glorificación del Señor
es de alguna manera su única preocupación.
Desligadas de todos los obstáculos
de la sensibilidad y de la concupiscencia,
estas almas benditas
pueden rezar unas por otras
a la luz de un amor perfecto.
Con ocasión de algunas fiestas
y, especialmente, las de la Santísima Virgen,
hay muchas almas que son liberadas;
es esta una ocasión de grandes alegrías
para todo el Purgatorio.
Cada misa aporta también a estas almas
numerosos consuelos,
especialmente aquellas
celebradas por su intención
y, particularmente, las del 2 de noviembre.
Las almas no cesan de dar gracias a Dios
y de rezar por la intención
de aquellos que rezan por ellas:
son asiduas en pedir a Dios
la conversión y la santificación
de todos los hombres,
e incluso pueden dirigirse
a la Santísima Madre de Dios y a los santos
para pedirles su intercesión
en favor de todos vosotros
que estáis todavía en la tierra.
Ésta es la gran oración de las almas del Purgatorio,
que se nutre del fuego de la caridad divina y que se ejerce para gloria de Dios, por la extensión de su Reino y la salvación de todas las almas
.

Cuando el Ángel me explicó estas cosas, todo de­sapareció de mi vista interior y yo permanecí en oración.