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El sello de la Cruz está sobre el Purgatorio
Mientras rezaba mi rosario por estas pobres y benditas almas del Purgatorio, vi —de una manera interior— una imagen muy impresionante: me enseñaron el Purgatorio como un lugar de expiación muy denso, un lugar muy poblado, situado en el centro de la tierra. Pero es, probablemente, un símbolo para hacer entender cómo estas almas del Purgatorio están al mismo tiempo muy lejos de la gloria celeste y muy alejadas de nosotros. Lo más impresionante era una gran cruz de color rojo oscuro que estaba como posada sobre el Purgatorio, guardando sus límites y separándolo por una parte del Cielo, y por otra, de la tierra. Vi que nuestras oraciones y nuestros sufragios en favor de las almas van en primer lugar al Cielo, para ser distribuidas después en una lluvia de consuelo sobre el Purgatorio; al igual que las oraciones, ruegos y gracias que obtienen los santos para el Purgatorio, se derraman sobre ellas de la misma manera: por la Cruz y, por así decir, en virtud de la Cruz. Mi santo Ángel de la guarda apareció entonces, para decirme:
El sello de la Cruz está puesto sobre el Purgatorio.
La Santa Cruz es el signo de Misericordia
y el instrumento de vuestra salvación,
por ella se os dan
todas las gracias necesarias
para vuestra salvación.
El Purgatorio es un don de la Misericordia,
una creación del Amor Misericordioso
brotado de la Santa Cruz:
es una gracia de misericordia y de salvación.
Por eso la Cruz está colocada sobre él,
como está puesta sobre todo lo que está ordenado
a vuestra salvación.
Después de hablar, me hizo una señal para que siguiera rezando por las almas del Purgatorio. Terminé de rezar el Rosario. Entonces el Ángel prosiguió:
Sin la Santa Cruz, no habría Iglesia ni tampoco Purgatorio. La Santa Iglesia es la Iglesia de Jesús Crucificado;
debe entrar con El en el misterio de la Cruz
para llegar con Él a la luz de la Gloria eterna.
El Purgatorio permite que numerosas almas
que no han entrado plenamente
en Jesús Crucificado,
que no han asumido en ellas mismas
la vocación de víctima que tiene la Iglesia,
puedan ser acabadas en Jesús Crucificado
y así acceder en Él a la gloria del Cielo.
Por eso la Cruz está colocada
sobre el Purgatorio como un precinto.
Dios ama a las almas del Purgatorio
En este día especialmente consagrado a las almas de los difuntos, mi Ángel de la guarda apareció a mi vista interior, resplandeciente de luz, y me dijo:
¡Mira, y da gracias al Todopoderoso!
Vi el Purgatorio totalmente sumergido en un triple rayo de luz, agua y sangre que brotaba del Corazón Eucarístico de Jesús. Mi alma se extasió ante esa visión espléndida, y el Ángel continuó:
Es para que entiendas cuánto ama Dios
a estas almas benditas.
Ya que son santas, tú lo sabes.
En el río de sangre que baña el Purgatorio,
el Padre contempla con misericordia
a las almas que sufren,
las ve redimidas por la Sangre de su divino Hijo y encuentra en su salvación su mayor gloria. En este río de agua límpida que se derrama como una nube refrescante sobre el Purgatorio, y en el cual las almas son sumergidas y lavadas, Jesús ejerce sobre ellas una atracción de amor; las convida a entrar en la gloria del Cielo y las atrae en El hacia el Padre. En este río de luz ardiente que ilumina el misterio del Purgatorio, el Espíritu derrama sus llamas de amor a través del Corazón Eucarístico de Jesús para abrasar a las almas santas.
Me llené de júbilo al oír estas palabras. El Ángel concluyó:
La Santísima Trinidad ama a las almas del Purgatorio;
el Padre las ama en Su Hijo y en Su común Espíritu,
el Hijo las ama por el Padre y en Su Espíritu,
el Espíritu las ama con el Padre y el Hijo;
cada una de las tres divinas Personas
contempla en estas almas
el gran misterio de la salvación de los hombres,
que es su mayor gloria y el motivo
de su constante júbilo.
El Padre ha salvado a los hombres
por el Hijo y en El,
el Hijo los ha redimido por el Padre
y el Espíritu realiza en ellos
la salvación que les propone el Padre en el Hijo.
Y su gloria es perfecta, y perfecto su júbilo.
Estas palabras no me resultaban fáciles de entender, pero el Ángel me invitó a escribirlas tal cual me las dictaba. Espero no haber cometido errores. Deo Gratias! Desapareció todo de mi vista interior.