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1 abril 2024

El Purgatorio. Una revelación particular. Anónimo.

La misericordia de Dios sobre el Purgatorio

Después de la oración, el Señor me hizo contemplar su misericordia infinita actuando sobre el Purgatorio, y derramándose en las benditas almas que padecen los tormentos del amor. En primer lugar vi la mirada amo­rosa de la Santísima Trinidad hacia todas estas almas, desde el atrio hasta lo más profundo del Gran Purgato­rio; miraban a cada una de estas almas en particular: vi cómo el Padre las contempla resplandecientes de la Sangre de su Hijo, precio único y preciosísimo de su salvación; y las mira y las ama infinitamente en su Hijo crucificado y glorioso.

He visto la mirada del Verbo posada sobre las al­mas del Purgatorio, y el Verbo se alegra de verlas su­mergidas en la Pura Voluntad divina, en un consenti­miento total al amor del Padre; las ama para el Padre, que es también nuestro Padre. He visto al Espíritu Santo, Espíritu de amor, mirar a estas benditas almas con una infinita complacencia, y derramarse en ellas plenamente como en los vasos de elección del amor divino. Era maravilloso. Mi Ángel de la guarda apare­ció y me dijo:

Mira, hijo, estas benditas almas del Purgatorio
son hijas queridísimas de la Misericordia divina.
Están destinadas a ser las joyas eternas
de la Jerusalén celestial,
las joyas de la Esposa Inmaculada.
Por eso tienen que ser perfectamente puras,
y el menor pecado, la más mínima falta,
lo expían totalmente,
la menor sombra desaparece en ellas,
por eso estas hijas de la Misericordia
están expuestas a los rigores de la Justicia divina
.

Sentí una gran alegría al escuchar estas palabras de consuelo. El Ángel oraba a mi lado, invitándome a imitarle, en favor de las almas del Purgatorio. Al cabo de unos instantes me dijo:

En el Purgatorio las almas conocen sus faltas, tienen de ellas una total percepción: tras haberlas visto en el momento del juicio particular,

las tienen después presentes en su espíritu, pero de manera general y confusa. No deben de pararse en ellas: adoran la Misericordia divina, y glorifican con amor y agradecimiento a la Santísima Trinidad.

Sabes que el Purgatorio ha sido creado
por Misericordia,
las almas están en el Purgatorio
por un decreto de la Misericordia,
por pura gratuidad del Amor divino.
Ya que estas penas, por terribles que sean,
son ligerísimas en relación
con la ofensa infinita que constituye el pecado
.

Después vi en el Cielo a miríadas de ángeles que oraban por las almas del Purgatorio, y miles de san­tos rodeaban a la Virgen María; mi alma se regocijó consolada. Vi también la oración de la Iglesia de la tierra en favor de estas almas, como una lluvia abun­dante recogida por los ángeles en copas de oro y pre­sentada a la Santísima Virgen, que la ofrecía a la Tri­nidad divina. El Señor bendice esta oración, que los ángeles derraman sobre el Purgatorio en un rocío límpido, reconfortante. Mi santo Ángel de la guarda me dijo:

Una obra de misericordia en favor de estas almas.

Se me dio a conocer que las almas del Purgatorio reciben algunas veces, según los designios de la Provi­dencia divina, la posibilidad de manifestarse aquí en la tierra. Estas manifestaciones pueden adoptar diversas formas. A propósito de eso, me dijo el Ángel:

Estas manifestaciones también son permitidas
por la Misericordia divina.
Para la Iglesia militante tienen un triple fin:
recordar al pueblo de Dios
que debe orar por estas almas,
llamar al pueblo de Dios a la penitencia
para su santificación,
advertir al pueblo de Dios
que sólo está de paso sobre la tierra.
Estas almas tienen a veces
el conocimiento del porvenir,
que el Todopoderoso les da
en ciertas circunstancias:
en ocasiones pueden daros a conocer
este futuro que os concierne,
para ofreceros signos que fortalezcan vuestra fe,
también para guardaros, preveniros y protegeros.
Debéis dar las gracias, y orar
por estas mensajeras de la Misericordia
.

¡Señor Dios mío, cuántas gracias y efectos de vues­tro amor misericordioso! Pero el Ángel concluyó de forma más severa:

Hay personas que al ser más exaltadas, o más impresionables,

no pueden escuchar el chirriar de un mueble, el crujir del suelo, el susurro de una cortina,
sin imaginarse al momento
que las almas del Purgatorio
quieren comunicarles algo.
Entonces, en vez de orar por esas almas,
buscan toda clase de medios para entrar
en comunicación con ellas.
Es una pérdida de tiempo, y un pecado también:
pecado de curiosidad, de presunción.
Hay que ser prudente en este ámbito,
en donde hay muchos abusos y muchos errores.
El misterio del Purgatorio no es una diversión,
es un gran misterio del Amor divino
.

Después de estas palabras, envuelto en una luz viví­sima desapareció de mi vista. Proseguí mi oración.