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2 marzo 2024

Santa Ana Catalina Emmerick. La vida oculta de la Virgen María.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Prefiguración de la llegada de la Salvación y también de Joaquín y de Ana


[En la fiesta del arcángel San Miguel en septiembre de 1821, Ana Catalina contó, entre otras cosas de una contemplación sobre los santos ángeles, el siguiente fragmento de la historia de Tobías, al que vio guiado por el arcángel San Gabriel:]

He visto muchas cosas de la historia de Tobías, que es una prefiguración de la historia de la llegada de la Salvación a Israel; no como si esta historia fuera una prefiguración poética sino una prefiguración ocurrida y vivida.

En Sara, la mujer del joven Tobías, se me mostró una prefiguración de Ana. Contaré lo que todavía recuerde de lo mucho que he visto, solo que no podré hacerlo en el orden debido: en el viejo Tobías estaba prefigurada la estirpe piadosa de judíos que esperaba al Mesías. La golondrina, mensajera de la primavera, significaba la proximidad de la Salvación. La ceguera del viejo Tobías significaba que ya no engendraría más hijos y que se entregaba exclusivamente a orar y contemplar; significaba el oscuro y fiel anhelo e impaciente espera de la luz de la Salvación y la ignorancia de donde vendría.

La pendenciera mujer de Tobías representaba las vejaciones, las fórmulas vacías y la manipulación de la Ley que hacían los fariseos.

Como Tobías ya había advertido antes a su mujer, el cabritillo que ella había traído a casa en vez de jornal, era en realidad robado y aquella gente se lo había vendido por bueno y barato. Tobías los conocía y lo sabía, pero su mujer le insultó, lo cual significaba el desprecio que por los esenios y judíos piadosos sentían los fariseos y los judíos de fórmulas vacías, así como la relación de la mujer con éstos, cuyo significado ya no puedo aclarar.

El ángel [sic] Rafael no faltó a la verdad con las palabras «Soy Azarías, hijo de Ananías» pues estas palabras significan aproximadamente «Ayuda del Señor de la nube del Señor»9.

Este ángel que guiaba al joven Tobías representaba la conducción de las generaciones y la custodia y gobierno de la Bendición hasta que fuera concebida la Santísima Virgen.

En la oración del viejo Tobías y en la de Sara, hija de Ragüel, que los ángeles llevaron simultáneamente al Trono de Dios, donde fue escuchada, reconocí las súplicas del Israel piadoso y de las hijas de Sión por la llegada de la Salvación, así como la oración de Joaquín y Ana por la criatura prometida, simultánea aunque en lugares separados.

La ceguera del viejo Tobías y los insultos de su mujer contra él significaban también la infertilidad de Joaquín y cómo fue desechada su ofrenda en el Templo.

Los siete maridos de Sara, hija de Ragüel, asesinados por el demonio, fueron muertos por sensualidad, pues Sara había hecho voto de ser solo de un hombre casto y piadoso. Estos siete muertos representaban aquellos cuya entrada en la estirpe de Jesús según la carne hubiera retrasado la aparición de la Santísima Virgen y la llegada de la Salvación, y significaba también ciertas épocas carentes de bendición en la historia de la Salvación, así como a los pretendientes que Ana tuvo que rechazar para casarse con Joaquín, padre de María.

Los insultos de la criada contra Sara (Tob 3, 7) significaban los insultos de paganos y judíos impíos y ateos contra la esperanza del Mesías, que empujaron tanto Sara como a los judíos piadosos a rezar más fervientemente. También prefiguraba los insultos de la criada contra la madre Santa Ana, a consecuencia de los cuales rezó con tanto fervor que fue escuchada.

El pez que quería tragar al joven Tobías significaba la oposición del inframundo, de los paganos y de los pecados a la llegada de la Salvación, y con ello también la infertilidad de Ana.

La muerte del pez, quitarle el corazón, el hígado y la hiel, y el hecho de que el joven Tobías y Sara los quemaran y los redujeran a humo significaba su victoria sobre el demonio de la carnalidad que había estrangulado a sus anteriores maridos, así como las buenas obras y la continencia de Joaquín y de Ana con las que consiguieron la bendición de una santa fecundidad. Vi también en ello una profunda relación con el Santísimo Sacramento, que ya no sé explicar.

La hiel del pez con la que el viejo Tobías volvió a ver significa la amargura del dolor con que los judíos elegidos llegaban a conocer y participar en la Salvación; y significa la entrada de la luz en las tinieblas por la amarga Pasión que Jesús sufrió desde su nacimiento.

He tenido muchas explicaciones de esta clase y he visto muchos detalles de la historia de Tobías. Creo que los descendientes del joven Tobías contribuyeron al linaje de Joaquín y de Ana. El viejo Tobías aún tuvo más hijos, pero no fueron buenos. Sara dio a luz tres hijas y cuatro hijos. Primero nació una niña. El viejo Tobías llegó a conocer a sus nietos.

El árbol genealógico del Mesías

Vi que la estirpe del Mesías salía de David y se dividía en dos corrientes. A la derecha corría el linaje por Salomón y terminaba en Jacob, padre de San José; sobre las ramas de este tronco derecho del árbol genealógico de David por Salomón vi las figuras de todos los antepasados de San José que citan los Evangelios.

Este linaje de la derecha tiene una significación superior que vi salir de la boca de algunas figuras en torrentes de luz blanca totalmente incolora. Las figuras eran más altas y espirituales que las del linaje de la izquierda. Cada una tenía en la mano un tallo florido tan largo como el brazo, con hojas palmeadas que colgaban hacia abajo, y al final del tallo florecía una gran campanilla parecida a un lirio, con cinco estambres amarillos por arriba que dispersaban fino polen. Las flores eran de distinto tamaño, fuerza y belleza; la flor que llevaba José, el padre nutricio de Jesús era la más hermosa de todas, pura y llena de hojas frescas.

Hacia la mitad de esta rama del árbol había tres miembros ennegrecidos y secos a los habían echado. En esta línea de Salomón había varios huecos en que los frutos estaban ampliamente separados unos de otros.

Pocos miembros antes de su fin, los linajes izquierdo y derecho se tocaban y se entrecruzaban mutuamente varias veces. Tuve una comunicación acerca de que el linaje de Salomón tenía mayor importancia: era más del espíritu y menos de la carne, y tenía algo de la importancia de Salomón que no puedo expresar.

El linaje de la izquierda iba de David por Nathán hasta Helí, que es el nombre correcto de Joaquín, padre de María, pues el nombre de Joaquín lo recibió más tarde, lo mismo que Abram pasó a llamarse Abraham. He olvidado las causas, pero quizá vuelva a recibirlas. En mis contemplaciones muchas veces oigo que llaman a Jesús «hijo de Helí» según la carne10.

Todo este linaje de la izquierda de David por Nathán lo vi discurrir más pequeño. La mayor parte de las veces salía del ombligo de las distintas figuras; lo vi de colores, rojo, amarillo y blanco, pero nunca azul. Aquí y allá tenía manchas que después volvían a blanquearse. Las figuras de éste eran más pequeñas que las del linaje por Salomón. Sus ramos eran más pequeños y tenían hojas dentadas verdeamarillentas que colgaban a un lado, y arriba un botón rojizo del color del escaramujo, que no era un capullo de flor, sino una frutita siempre cerrada. Junto a los ramos, una doble fila de ramitas se dejaba caer hacia donde colgaban las hojas dentadas. Tres o cuatro miembros antes de Helí o Joaquín, ambas líneas se entrecruzaban y terminaban arriba en la Santísima Virgen. Me parece que en este entrecruzamiento ya empecé a ver refulgir rayos de la sangre de la Santísima Virgen¹¹.

La madre Santa Ana procedía por línea paterna de Leví y por línea materna de Benjamín. Vi en una contemplación que sus antepasados llevaron el Arca de la Alianza con mucha piedad y devoción y recibieron rayos de Bendición del Arca que transmitieron a su descendencia, a Ana y a María. En la casa paterna de Ana, así como en la de Joaquín, siempre he visto muchos sacerdotes, lo que también se debía a su parentesco con Zacarías e Isabel.