Página inicio

-

Agenda

10 febrero 2024

Santa Ana Catalina Emmerick. La vida oculta de la Virgen María.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

EL ENCUENTRO DE JOAQUÍN Y ANA BAJO LA PUERTA DORADA


A JOAQUÍN le habían llevado al Santo por indicación divina. Ahora, por una inspiración parecida le llevaron al pasadizo sagrado que discurre por debajo del suelo del Templo y de la Puerta Dorada. He tenido comunicaciones sobre el significado y formación de este pasadizo durante la construcción del Templo así como de su destino, pero ya no soy capaz de repetirlas detalladamente. Creo que había un rito de reconciliación, y de bendición para los estériles, relacionado con el uso de este pasadizo, que también se usaba en determinadas circunstancias para purificar, reconciliar, absolver y cosas parecidas.

Los sacerdotes llevaron a Joaquín a este pasadizo por una puertecita de la zona del Patio de los Sacrificios y allí se volvieron, mientras Joaquín seguía por ese camino que iba bajando.

Ana había llegado al Templo con la criada que le llevaba las jaulas con las palomas para la ofrenda; entregó su ofrenda y reveló a un sacerdote que un ángel la había ordenado encontrarse con su marido bajo la Puerta Dorada. Entonces vi que, guiada por sacerdotes y acompañada de mujeres venerables entre las que me parece que estaba la profetisa Hanna, entró por el acceso situado al otro extremo del pasadizo sagrado, tras lo cual sus acompañantes la dejaron sola.

La disposición de este pasadizo me pareció maravillosa: Joaquín pasó la puertecita y luego el camino bajó mucho; al principio era angosto pero luego se ensanchaba. Sus paredes refulgían doradas y verdes, y arriba lucía una luz rojiza. Vi hermosas columnas retorcidas como árboles y vides.

Cuando Joaquín hubo recorrido más o menos un tercio del pasadizo, llegó a un lugar en cuyo centro había una columna en forma de palmera con hojas y frutos colgantes, y Ana vino a su encuentro resplandeciendo de alegría. Se abrazaron con santa alegría y compartieron su dicha; estaban arrobados y rodeados de una nube de luz que salía de una muchedumbre de ángeles que bajaban cerniéndose sobre ellos y que traían la aparición de una alta torre luminosa. La torre era como las que veo formarse en los cuadros de la Letanía Lauretana: torre de David, torre de marfil y otras. Vi como si la torre desapareciera entre Ana y Joaquín, y que a éstos los rodeó una gloria de luz.

Supe después que a consecuencia de las gracias que recibieron aquí, la concepción de María había sido tan pura como todas lo hubieran sido sin el pecado original. Al mismo tiempo tuve una indecible visión: se abrió el cielo sobre ellos y vi la alegría de la Santísima Trinidad y de los ángeles, y su participación en la misteriosa bendición impartida aquí a los padres de María.

Después, Ana y Joaquín caminaron bajo la Puerta Dorada alabando a Dios hasta la salida. Hacia el final, el camino volvía a subir. Salieron debajo de una arcada alta y hermosa a una especie de capilla en la que ardían muchas luces; los sacerdotes los recibieron aquí y los acompañaron a la salida.

La parte del Templo donde estaba la Sala del Sanedrín quedaba más bien sobre la mitad del pasadizo subterráneo; aquí al final se encontraban, según creo, las viviendas de los sacerdotes que se ocupaban de las vestiduras.

Joaquín y Ana llegaron entonces a una especie de entrante del borde de la montaña del Templo que da al Valle de Josafat. Desde aquí ya no se podía seguir de frente pues el camino torcía a derecha o a izquierda.

Después, Ana y Joaquín aún fueron de visita a una vivienda sacerdotal y luego emprendieron su viaje de vuelta a casa con sus criados. Llegados a Nazaret, Joaquín dio un alegre banquete, dio de comer a muchos pobres y repartió grandes limosnas. Vi la alegría, la ternura y la cálida gratitud a Dios de ambos esposos al meditar su misericordia con ellos; muchas veces los vi rezar con lágrimas.

En esta ocasión recibí además la explicación de que la Santísima Virgen fue concebida por sus padres por santa obediencia y con perfecta pureza, y que después vivieron en constante continencia, suma devoción y temor de Dios. Al mismo tiempo se me enseñó claramente que la pureza, castidad y continencia de los padres y su lucha contra la impureza tiene inmensa influencia en la santidad de los niños que tengan, y que después de la concepción la continencia total aparta del fruto mucho germen de pecado.

Por lo demás, siempre he reconocido que la raíz de toda deformidad y pecado está en la incontinencia y en el exceso.

ANEXOS A LAS COMUNICACIONES SOBRE LA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA¹

La restauración de la Humanidad mostrada a los ángeles


[Gravemente enferma en las noches del 2 y 3 de septiembre de 1821, Ana Catalina tuvo en general visiones muy amplias de la fiesta de los Ángeles de la Guarda y de los coros angélicos. Pero como ningún sacerdote se lo exigía, y además la estorbaban numerosos padecimientos, molestias y trabajos, solo consiguió comunicar parcialmente algo tras varias repeticiones, que dieron por resultado lo que sigue:]

Vi un cuadro maravilloso de cómo Dios mostró a los ángeles cómo quería restaurar el género humano después de la caída. El cuadro no lo entendí al primer vistazo, pero enseguida se me hizo completamente inteligible.

Vi el Trono de Dios, la Santísima Trinidad y al mismo tiempo un movimiento en el Trinidad. Vi los nueve coros de ángeles y que Dios les anunció que quería restaurar al género humano caído. Y ello causó a los ángeles indecible júbilo.

Entonces me mostraron toda clase de símbolos del desarrollo del designio salvador de Dios para los hombres. Entre los nueve coros de ángeles vi aparecer unos cuadros que seguían uno tras otro una especie de Historia; los ángeles colaboraban a estos cuadros, los protegían y los defendían. Ya no consigo acordarme con seguridad de la ilación del conjunto, así que tengo que decir en nombre de Dios lo que todavía sé.

Vi aparecer ante el Trono de Dios una montaña de gemas que crecía y se ensanchaba. Estaba escalonada; era como un trono, y entonces salió la figura de una torre que abrazó como tal todos los tesoros espirituales y todos los dones de la gracia. Los nueve coros de ángeles la rodearon. A un lado de la torre vi aparecer, como sobre un halo de nubecillas, espigas de trigo y racimos de uvas entrelazados como los dedos de unas manos unidas. Ya no sé exactamente en qué momento del cuadro en su conjunto, vi esto.

Apareció en el cielo una figura humana como de doncella, que pasó a la torre como si se fundiera con ella. La torre era muy ancha y plana por arriba, y me pareció abierta por la parte de atrás por donde entró la doncella. Esta no era la Santísima Virgen María en el tiempo, sino en la Eternidad, en Dios².

Vi formarse su aparición delante de la Santísima Trinidad del mismo modo que el aliento forma una nubecilla delante de la boca³.

De la Santísima Trinidad salió una aparición a la torre y entonces, en este momento del cuadro vi que entre los ángeles se constituía un vaso para el Santísimo. Los ángeles colaboraban en esta custodia que tenía la forma de una torre rodeada de todo género de imágenes significativas. De pie a sus lados estaban dos figuras que se daban las manos tras ella. Este vaso espiritual, concebido en perpetuo crecimiento, se hacía cada vez más exquisito y más rico.

Entonces vi algo que salía de Dios y atravesaba los nueve coros de ángeles, que me pareció una refulgente nubecilla sagrada que se iba distinguiendo mejor a medida que estaba más cerca de la custodia de Lo Santo, donde finalmente entró.

Pero para que yo comprendiese que era una Bendición sustancial de Dios que significaba la gracia de una propagación pura y sin pecado, es decir, la obtención de retoños puros, vi que al final esta Bendición entró en la custodia de Lo Santo en forma de una alubia refulgente. A su vez, la custodia misma pasó a la torre4.

En algunas de estas apariciones vi colaborar activamente a los ángeles. De lo más hondo se alzaron una serie de cuadros que eran en cierto modo falsos espejismos y vi que los ángeles lucharon contra ellos y los echaron afuera. He visto muchísimas cosas parecidas pero las he vuelto a olvidar. Lo que todavía recuerdo de estas visiones engañosas es lo que sigue: