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No imponía ayunos forzados a sus hijos
El Padre acaba de salir de su encierro en la Legación de Honduras. En esos primeros días de septiembre se reunía a diario con los de su familia y con la gente de la Obra. Solía comer con doña Dolores. Pero el 4 de septiembre, se fueron todos los de la Obra que circulaban libremente por Madrid al restaurante "Heidelberg". Por 1933 ó 1934 habían comido allí, en alguna fecha señalada. Estaban, pues, reviviendo el pasado. Pocas variaciones se notaban en el local. Alguna más entre el personal de servicio. Y mayores aún en el menú —escaso—, y en el precio: a peseta el plato. (Al escribir dando noticia de esta comida, el Padre no especifica el número de platos. Es de presumir que fueron dos más postre, porque si bien era riguroso con su estómago, no imponía ayunos forzados a sus hijos).
VÁZQUEZ DE PRADA