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25 agosto 2026

SAN JOSEMARÍA HOY: 1937. Encierro en la Legación de Honduras

Encierro en la Legación de Honduras

A pesar de su ánimo, la energía humana y sobrenatural del Padre se siente prisionera dentro de estos muros. Sigue sin documentación civil que le permita salir, pero, tras varias gestiones, consigue del Cónsul un documento que le acredita como Intendente General del Consulado de Honduras. Es muy poca protección pero, al menos, puede parar un primer golpe. Le regalan un traje que, por supuesto, no responde a sus medidas. Está delgadísimo: ha perdido más de treinta kilos durante su encierro.
La falta de alimentos es muy grave; además, el Padre se somete a una penitencia continua que le lleva a ceder parte de la exigua comida a otros refugiados y a buscar la mortificación voluntaria que añade a las penalidades del entorno. La mayor parte de los días se mantiene con un poco de sopa de arroz y algarrobas. No hay otra cosa.
Un día, doña Dolores Albás puede acudir a la Legación de Honduras para ver a su hijo sacerdote -después de muchos meses de persecución y angustia-, y no le reconoce. Tanta es su. delgadez. Sólo puede identificarle cuando la llama. El único rasgo que mantiene intacto es el tono de voz.
Desde que don Josemaría tuvo que huir precipitadamente de la casa de su madre, en agosto de 1936, ella y Carmen no le han vuelto a ver. Los miembros de la Obra que aún pueden circular por Madrid, aprovechan la menor coyuntura para acercarse a la casa de la calle de Caracas, donde la Abuela y Carmen están refugiadas. En estas dificilísimas circunstancias siguen encontrando el cariño y la atención de un hogar. Algunos recordarán siempre el día de San José de 1937. La familia del Fundador invita a almorzar a todos los que tienen posibilidad de acudir. Nadie sabe a costa de qué privaciones doña Dolores y Carmen convierten la jornada en una gratísima fiesta.
El día 31 de agosto de 1937, don Josemaría abandona este refugio definitivamente.
ANA SASTRE