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Aprobación definitiva
El año 1950 trae otra gran alegría al Fundador del Opus Dei. Como culminación de todas las gestiones realizadas y después de que ciento diez prelados de diecisiete nacionalidades -entre ellos doce cardenales, un patriarca y veintiséis arzobispos- enviaran a la Santa Sede cartas de recomendación, el Papa firma el decreto de aprobación definitiva y solemne del Opus Dei el 16 de junio, fiesta del Sagrado Corazón.
Pío XII concede la aprobación definitiva del Opus Dei. Esta aprobación permite que sean admitidas en el Opus Dei personas casadas y que se adscriban a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz sacerdotes del clero secular.
El documento, más largo de lo habitual, evoca la rápida extensión de la Obra, que, como en la parábola evangélica, "se ha multiplicado de tal forma que el pequeño grano de mostaza se ha transformado de manera admirable en un árbol frondoso".
El decreto recoge también los aspectos específicos del espíritu del Opus Dei: la secularidad -que lo distingue de los institutos religiosos-, las virtudes cristianas y humanas que sus miembros se comprometen a practicar, la libertad que éstos tienen en el terreno profesional y político, la filiación divina, que es el fundamento de su vida espiritual...
Tres días después de la publicación del decreto, Radio Vaticana difunde un amplio comentario sobre el mismo en cada una de sus treinta emisiones en distintos idiomas. El Padre escucha en silencio una de ellas, con la cabeza baja, como si no fuera con él...
Al recibir la noticia, había rezado un Te Deum con algunos de sus hijos. Luego, había pedido a todos los que estaban lejos de él, en diversos países, que se unieran a sus acciones de gracias y respondieran a la misericordia divina con un deseo renovado de santidad y de apostolado.
FRANÇOIS GONDRAND