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Llegada a Viena
San Josemaría llega a Viena por primera vez, para hacer la prehistoria. Contaba: "La primera vez que fui a Viena, la ciudad estaba dividida en sectores ocupados por las tropas aliadas; lo notamos enseguida. Nuestro propósito era alojarnos en un hotel medianejo -el dinero no llegaba para más-, en el sector americano. Fuimos a uno que había mirando la estación de Praga. Era muy malito. Allí únicamente íbamos para dormir -sólo daban habitación y desayuno-, y andábamos de allá para acá".
Por las calles de Viena, en este primer viaje, sucedieron muchas pequeñas anécdotas, y al Padre le gustaba recordar una que les causó mucha gracia: "Un día nos despistamos: después de dar no sé cuántas vueltas por el Ring (una calle circular, construida sobre el trazado de las antiguas murallas), se nos hizo de noche y no sabíamos volver al hotel. Entonces le dije a Álvaro: pregunta a alguien. Nos bastaba saber dónde se encontraba la catedral, porque desde allí no había más que seguir en línea recta. Encontramos un hombre que estaba..., en fin..., que había empinado el codo... Don Álvaro -que se defendía bastante bien en alemán- comenzó a hablar con él, y yo le comentaba por lo bajo: pero..., Álvaro..., ¿no ves que está borracho? ¡No le hagas caso! Entonces noté que aquel hombre me señalaba con el dedo y decía algo, enfadado. Pregunté a Álvaro: ¿qué dice? -Pues que los vieneses son muy católicos y muy amables, y que él es católico romano; pero que sólo si usted se calla nos acompañará, gratis, hasta la calle que buscamos".
Comentaba el Padre que "Viena es la única capital donde he visto un monumento a la Trinidad Beatísima". Lo descubrió don Álvaro en una de sus andanzas. En la base de la columna, el Fundador leyó una inscripción dirigida a las tres divinas Personas, y decidió poner la misma leyenda en el retablo del Oratorio del Padre en Villa Tevere, que está dedicado a la Santísima Trinidad: "En el oratorio donde celebro Misa habitualmente hay un rótulo que dice: Deo Patri Creatori, Deo Filio Redemptori, Deo Spiritui Sancto Sanctificatori. Lo vi en Viena, en una plaza, y me quedé contemplando a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo".
San Josemaría y don Álvaro regresaron a Roma el día 12 de mayo.
INÉDITO