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Labor con las mujeres antes de 1936
El 28 de abril de 1934 consiguió don Josemaría reunir, por primera vez, a unas cuantas mujeres de la Obra —no llegaban a media docena— en el locutorio del Convento de Santa Isabel; y, los sábados siguientes, utilizaron un local de la "Casa de la estudiante", cedido por don Pedro Poveda. Sus proyectos de apostolado con mujeres parecían no urgirle, de momento; y se decía a sí mismo, esperanzadamente: — En cuanto estén un poco organizadas mis hijas... Pero era evidente que no lo estaban mucho. En aquellas circunstancias, don Josemaría hizo lo que pudo. Porque la apertura de la Residencia de Ferraz, la tensa situación creada después a consecuencia de las críticas de sus sacerdotes, y las invencibles dificultades económicas, le impedían atender con regularidad a aquellas almas, que andaban faltas de orientación y gobierno. Con la reserva del Santísimo en el oratorio de Ferraz cambiaron radicalmente las cosas. De tarde en tarde, a la hora en que se hallaban fuera los residentes, el sacerdote daba a aquel grupo de mujeres la meditación y la Bendición. Les hablaba de la santificación del trabajo y del apostolado. Se entusiasmaban oyéndole hablar, aunque don Josemaría siempre se quedaba con la duda de si realmente le entendían. «La verdad es que buena voluntad sí teníamos —comenta con sencillez Felisa Alcolea—. Pero nada más».
Falto de mejor ayuda, le fue físicamente imposible meterse de lleno en la labor apostólica con mujeres. No le sobraba un instante, por más que trabajase las veinticuatro horas del día. Sus obligaciones como Rector, las visitas a hospitales y, sobre todo, la creciente dirección espiritual de estudiantes en la Residencia, consumían todas sus fuerzas y todas sus horas. De hecho, don Josemaría se halló en los umbrales del agotamiento en varias ocasiones. Y cuando, en 1936, sobrevino la guerra de España, aquellas mujeres, todavía poco formadas en el espíritu del Opus Dei, se desbandaron. Aisladas y sin ninguna atención espiritual, esas incipientes vocaciones se desarraigaron de la Obra, a causa de la forzosa interrupción nacida de las circunstancias históricas.
VÁZQUEZ DE PRADA