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El Vaticano II
El Fundador, llevaba años pidiendo la revisión del encuadramiento canónico en que se le había colocado. Este asentamiento, que para él era provisional, no le daba pie, en conciencia, para reclamar un puesto de Padre Conciliar; y en la Curia entendieron sus razones. Ante tales argumentos, Mons. Loris Francesco Capovilla, interpretando los deseos de Juan XXIII, le invitó a considerar la posibilidad de intervenir como Perito del Concilio. El Fundador agradeció la sugerencia que se le hacía y expuso las razones por las que prefería no aceptarla, dejando en manos del Papa la decisión final. Entre los nombramientos que por entonces recibió el Fundador está el de Consultor de la Comisión Pontificia para la Interpretación auténtica del Código de Derecho Canónico, de 21 de marzo de 1961.
En el Concilio participaban algunos Obispos provenían del clero del Opus Dei: como Mons. Ignacio de Orbegozo, Prelado de Yauyos (Perú) y Mons. Luis Sánchez-Moreno, Auxiliar de Chiclayo; y el Auxiliar de Oporto, Mons. Alberto Cosme do Amaral, Agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Pero la contribución del Fundador al Concilio —como veremos— fue de diversa naturaleza y de mucho mayor alcance, aparte los consejos y orientaciones que más de una vez le pidieron.
VÁZQUEZ DE PRADA