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22 febrero 2026

SAN JOSEMARÍA HOY: 1932. La primera labor con sacerdotes

La primera labor con sacerdotes

Cuando don Josemaría recordaba cómo en los primeros tiempos existía gran variedad entre sus seguidores, como si el Señor quisiera mostrar que en el Opus Dei habría toda clase de gente y de profesiones: universitarios, obreros, pequeños empresarios, artistas..., es extraño que en dicha relación no mencione a los sacerdotes. Sin embargo, ya había puesto en marcha unas reuniones de sacerdotes a las que denominaba conferencias de los lunes, que comenzaron el 22 de febrero de 1932, el lunes anterior a la fiesta de San Matías:
El lunes pasado —anota en sus Apuntes— nos reunimos por primera vez cinco sacerdotes. Seguiremos reuniéndonos: semanalmente, para identificarnos. A todos entregué la primera meditación, de una serie sobre nuestra vocación.
Algunos de estos sacerdotes se habían juntado a don Josemaría a primera hora y de manera imprevista, como era el caso de don Norberto y de don Lino Vea-Murguía; otros, como el capellán Somoano, poco más tarde. Al intentar transmitirles el espíritu de la Obra, don Josemaría tenía por delante una larga tarea. Más larga de lo que se imaginaba, puesto que tenía que crear en ellos un vínculo sobrenatural y humano de afecto y de doctrina, que les uniera a su persona en cuanto Fundador del Opus Dei. Y, para ir trabajando sus almas, les llevaba consigo a visitar hospitales o atender la catequesis de parroquias y escuelas.
Del interés que ponía en la formación de aquel grupo de sacerdotes da idea lo que María Ignacia refiere del capellán Somoano: «Cuando volvía los lunes de asistir a las reuniones espirituales de nuestra Obra, solamente al mirarle se le notaba lo contento y satisfecho que venía, y el cuadernito donde conservaba los apuntes de las meditaciones y demás cositas de ésta, era su joya más preciada».
Don Josemaría, ciertamente, les predicaba con el ejemplo y metía en sus palabras el calor vibrante de su fe y optimismo, haciéndoles vislumbrar ideales encendidos. Todo ello queda reflejado en la actitud del capellán Somoano según la nota necrológica que de él hizo, la semana misma de su muerte: ¡Con qué entusiasmo oyó, en nuestra última reunión sacerdotal, el lunes anterior a su muerte, los proyectos del comienzo de nuestra acción!
Los asistentes a aquellas primeras reuniones raras veces pasaban de la media docena. El lunes pasado —se lee en los Apuntes, con fecha 28-IX-1932— nos reunimos, con D. Norberto y en su casa, Lino, J. Mª Vegas, Sebastián Cirac y yo. Se habló de la O. y rezamos un responso por José María Somoano. (La mitad de aquel grupo murió mártir por odio a la Religión, pues don Lino Vea-Murguía y don José María Vegas fueron de los miles de sacerdotes asesinados en 1936).
VÁZQUEZ DE PRADA