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4 noviembre 2026

SAN JOSEMARÍA HOY: 1939. Don Álvaro escribe el Diario de Jenner

Don Álvaro escribe el Diario de Jenner

El encargado de redactar el diario de Jenner hasta este momento dejó el cuaderno en manos de otro ingeniero, Portillo. Este comenzó a escribir con cierto retraso, disculpándose por no haber hecho nada durante unos días, por descuido, de esta manera tan sencilla y profunda:
Una semana entera sin que se escriba nada en el diario. La culpa es del nuevo cronista. Isidoro [Zorzano] marchó, con Pedro [Casciaro], para recoger los muebles que la familia de este ha dejado en Albacete. Y naturalmente, no podía, al mismo tiempo, tragar kilómetros rumbo a Levante y consignar con la meticulosidad y detalle en él habituales los pormenores de la casa. Alguien debía sustituirle. Este alguien, sin embargo -mea culpa— no se acordó de vivir como debiera esa norma de conducta que tanto nos machaca el Padre: Hoy, y no solo hoy, sino además, ahora. Así es absolutamente imposible que nada salga bien: solo se comprende que las cosas marchen en lo que a mí se refiere porque es mayor la bondad de Dios que lo que la inteligencia nuestra pueda imaginar. Pero viene bien exclamar, con Santa Teresa: ¡Oh, Dios mío y Misericordia mía! ¿Qué haré para que no deshaga yo las grandezas que Vos hacéis conmigo? Es imprescindible que esta consecuencia lógica de la vida interior y del amor de Dios -hoy, ahora- se grabe bien en nuestras voluntades, hasta el fin de los siglos, en todos los que vengan.
Tanto por lo que cuenta como por el modo de contarlo, estas páginas del diario de Jenner escritas por Portillo desde finales de agosto hasta principios de noviembre me parecen las más enriquecedoras de los cuadernos de diarios consultados, ya que, el cronista no se conformaba con describir los sucesos cotidianos, sino que recogía frecuentemente consideraciones sobre el espíritu y el mensaje del Opus Dei que escuchaba de labios del fundador.
En su primer día como escribiente, Portillo consiguió sintetizar de manera breve y precisa el quehacer diario de esas semanas de agosto:
El plan no ha variado mucho de un día a otro de la semana. Por la mañana, después de la Misa en San Fermín de los Navarros [iglesia que estaba a pocos metros de la calle Jenner] o en la capilla del asilo de ancianos, donde celebra el Padre [José́ María Escrivá], cada uno se desperdiga por un sitio, para estudiar, cumplir con las cargas militares, etc. Por las tardes, alternando el estudio con el arreglo de la casa, hasta las 8 que hacemos la oración, que lleva el Padre.
ONÉSIMO DÍAZ