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Primeros emisarios
En el mes de septiembre de 1942, José Orlandis -que es catedrático de Historia del Derecho Español- y Salvador Canals consultan con el Padre la posibilidad de continuar su formación académica en Roma, con unas becas que acaban de obtener.
Estos jóvenes profesionales -los dos tienen menos de veinticinco años- serán uno de los primeros testimonios vivos del espíritu de la Obra lejos de las fronteras de España.
En la última decena de octubre están ya listos para la marcha. Llevan la bendición del Padre. Conocen a don Manuel Fernández Conde, sacerdote español que trabaja en la Secretaría de Estado del Vaticano. Salvador Canals tiene una tarjeta de presentación para un profesor ordinario de Derecho Comercial en la Universidad de Roma. Eso es todo. Además de sus estudios civiles, a través de los que establecerán relaciones y darán a conocer el Opus Dei en la ciudad de los Papas, procurarán exprimir las horas del día y de la noche para cursar Teología en el Ángelicum, Ateneo dirigido por la Orden de Santo Domingo.
El vuelo está previsto de Sevilla a Roma. Antes de salir de Madrid, se despiden de Isidoro Zorzano. Cuando le dicen que van a pasar diez meses en Roma, con toda naturalidad contesta:
-«Pues a la vuelta no me encontraréis,1porque ya no estaré aquí; así que nos despedimos hasta el Cielo» .
El Padre les da un fortísimo abrazo en Diego de León. El 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos, José Orlandis y Salvador Canals llegan al aeródromo italiano de Guidonia.
En estas fechas, la Segunda Guerra Mundial se encuentra en un momento decisivo. Con el avance aliado en Africa, la contienda desplaza su escenario al Mediterráneo: Italia está inmersa en el área conflictiva.
Cuando José y Salvador llegan, Roma es un hervidero de tropas alemanas. La Marina de Guerra ocupa las ciudades de la costa y los ataques aliados no pueden tardar. El clima de la ciudad traspira tensión.
Pero ninguna circunstancia les hace desistir: la ampliación de estudios que van a realizar será muy importante para su futura labor profesional, y permitirá que la Obra comience a ser conocida en los ambientes romanos.
ANA SASTRE