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5 octubre 2026

SAN JOSEMARÍA HOY: 1938. Preparan la salida de Madrid

Preparan la salida de Madrid

Por esos días, las preocupaciones del Padre eran de otra clase. En el retiro espiritual en Silos, en el décimo aniversario de la Obra, y en los días que siguieron, tenía el pensamiento en Madrid. De Madrid no sabemos últimamente nada, escribía el 5 de octubre a Ricardo. Y, unos párrafos más adelante: ¡Madrid! Otra tentación: ¿puedes creer que me volvería, para hacer aquella vida dura, en medio de las personas queridas que allí nos quedan?
Los refugiados que se habían quedado en Madrid, esperando salir de zona republicana por vía diplomática —Álvaro del Portillo, José María González Barredo, Vicente Rodríguez Casado y Eduardo Alastrué— vieron que, conforme avanzaban los meses, retrocedían sus esperanzas. Don Pedro, el cónsul, parecía haber perdido entusiasmo e interés en el asunto de la evacuación. Hasta que un día de mediados de junio Manolo Marín, un primo de Vicente, salió del Consulado de Honduras, donde estaba asilado, con la intención de pasarse por el frente a las líneas nacionales. Abandonó Isidoro la idea de la evacuación por lista diplomática, o por canje de prisioneros, y dio permiso a los miembros de la Obra para que intentaran también pasarse por el frente.
«Con la ayuda de D. Manuel he pensado detenidamente en tus proyectos —escribía Isidoro a Álvaro—. [...] me parece puedes realizar tus proyectos, y que D. Manuel y Dª María llenen tus deseos, que son los nuestros». Después anunció esta decisión al Padre, es decir, cómo pensaban resolver el asunto «por el conducto de Mr. Richard» (cruzando el frente, como antes hiciera Ricardo).
Es precisamente aquí, en este punto, donde da comienzo lo que pudiera muy bien titularse "Comedia divina de errores y despropósitos", en la que el Señor y Santa María, como invocaba Isidoro, tuvieron que estar constantemente al quite para llevar a buen término los intentos de los fugitivos. Se hicieron los asilados con unas tarjetas de identidad; falsas, por supuesto; y el 27 de junio se presentó Eduardo en la Caja de Reclutamiento. Conviene aclarar que el ejército republicano, tras la campaña de Aragón, había tenido que rehacer sus unidades, movilizando el 13 de abril los reemplazos de 1927 y 1928, y los de 1941. (Esto es, por encima y por debajo, en cuanto a edad, de los que ya prestaban servicio). Álvaro, Eduardo y José María, para justificar el retraso en presentarse a filas, alegaron diversas enfermedades: de estómago, de hígado, defectos de vista y hasta ataques epilépticos. De más difícil arreglo era la edad. Eduardo se presentó como recluta de 1928, es decir, simulando tener seis años más de los que en realidad tenía.
Isidoro había dado previamente a los tres reclutas toda clase de consejos, preparándolos para el interrogatorio, que iba a ser duro. Álvaro llevaba como toda documentación un carnet de la C.N.T. de su hermano Pepe. El 2 de julio se presentó en la Caja de Recluta y declaró tener 18 años, como si fuese de la quinta de 1941, la "quinta del biberón". (En realidad tenía 24). El comandante encargado de la recluta, que no estaba para bromas, mandó abrirle una ficha para enviarlo a un batallón disciplinario. Pero, al buscar su nombre en el registro encontraron, en el mismo reemplazo al que había declarado pertenecer, el nombre de otro de sus hermanos, Ángel. Esto cogió al recluta de sorpresa. Cuando le preguntaron la fecha de nacimiento, dijo ser el 11 de marzo, que era realmente la suya.
VÁZQUEZ DE PRADA