-
Algo de su vida interior
Durante una larga temporada a duras penas podía retener en su boca los sentimientos filiales para con Dios. Todo su día estaba empapado de afectos, y la oración se prolongaba de la mañana a la noche; por más que en una ocasión advierta: conste que hago poca oración y a destiempo. Dos días más tarde, el 13 de octubre, puntualiza:
Dije el otro día que hago poca oración, y he de rectificar o, mejor, explicar el concepto: no tengo orden —hago propósito de tenerlo, desde hoy—, no suelo hacer meditación (desde hoy también tendré una hora diaria), pero oración de afectos, muchos días, la estoy haciendo desde la mañana a la noche: claro, que algunos ratos, de un modo especial.
VÁZQUEZ DE PRADA