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En Villa Tevere
Como los ocupantes de la Villa se demoraban en desalojarla, el Fundador decidió abandonar el apartamento de la plaza Città Leonina y establecerse provisionalmente, con algunos de sus hijos, en la casita del portero, situada en la esquina de las calles Bruno Buozzi y Villa Sacchetti.
Aquello era de lo más inhóspito. El Padre había tenido que dormir varías noches en el santo suelo, sobre una tabla, utilizando un libro como almohada. El intenso frío le había ocasionado una parálisis facial que le dificultaba todo el movimiento de la parte izquierda de la cara. Con todo, aquella portería había permitido acoger, además de los que vivían en el piso de Città Leonina, los primeros miembros italianos de la Obra. Éstos habían empezado a llevar allí́ a sus amigos, y don Álvaro del Portillo les predicaba y atendía espiritualmente.
El Padre, sin embargo, pensaba ya en los que vendrían a Roma para formarse y regresar luego a su país de origen. El 29 de junio de 1948, había firmado un documento por el que erigía un centro internacional destinado a impartir esa formación, el cual en espera de una sede definitiva, se instalaría en Villa Tévere y llevaría el nombre de Colegio Romano de la Santa Cruz.
"Colegio", había explicado, porque es una reunión de corazones que forman -consummati in unum- un solo corazón, que vibra con el mismo amor; "Romano", porque nosotros, por nuestra alma, por nuestro espíritu, somos muy romanos. Porque en Roma reside el Santo Padre, el Vice- Cristo, el dulce Cristo que pasa por la tierra. De la "Santa Cruz", porque el Señor quiso coronar la Obra con la Cruz, como se rematan los edificios, un 14 de febrero... Y porque la Cruz de Cristo está inscrita en la vida del Opus Dei desde su mismo origen, como lo está en la vida de cada uno de sus hijos. Y también porque la Cruz es el trono de la realeza del Señor, y hemos de ponerla bien alto, en la cima de todas las actividades humanas.
FRANÇOIS GONDRAND